domingo, 2 de septiembre de 2018

A casa de Gaspar

He tardado en escribir esta entrada, y lo hago ahora, tarde y mal. Tampoco es que importe mucho, supongo, porque los pocos lectores que quedáis yo creo que ya sabíais esta noticia, pero vamos a dejar aquí constancia de la misma, para facilitar el trabajo a mis biógrafos dentro de algunos años: vuelvo a marcharme de postdoc. A Israel. Esta misma noche cojo el avión.

Ea, noticia digerida. Tercera postdoc ya, y la cuarta de cinco solicitudes que eché desde Sudáfrica; lo que al irme a Francia decía por decir, de que "nah, si lo difícil es la primera; una vez metes la cabeza dentro ya es más fácil empalmar postdocs", ha resultado ser en mi caso completamente cierto, pues al igual que lo de Bloemfontein al irme de Dijon, esta nueva postdoc ya la tenía antes de acabar la segunda. Voy a Israel a tacharme Asia, aunque me quede muy cerquita de sus bordes. Ya tengo así una postdoc en cada uno de los "continentes de la Antigüedad", en la patria chica de cada uno de los Reyes Magos. 

Me voy a Israel dos años, renovación trascurrido el primero mediante, y si no me sale antes algo que no pueda rechazar en otro lado. Me voy a la Universidad Ben Gurion, pero no a su sede principal en Beerseba, sino al Departamento de Ecología Desértica, que está en Sede Boqer, aún más al sur, en el corazón del desierto del Negev. Del trabajo con roedores y bacterias que realizaré allí, y de cómo son mi futura jefa y mi grupo de trabajo, ya os hablaré más adelante.

Israel es por lo demás un país difícilmente más interesante en términos culturales, y también naturalísticos, pues se dan allí la mano especies de Asia, África y Europa; un país que tenía muchas ganas de conocer, y voy a tener ahora la oportunidad de hacerlo por extenso. Mañana amaneceré allí ya, Dios mediante, pues se supone que aterrizo en Tel Aviv a las cuatro de la mañana. Ya os contaré lo antes posible si es aquello tan bonito como promete la canción...

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