Pues, aunque a los que os iba contando cosas por wasap no os lo pareciese, dos semanas trabajando bastante... pero no en lo que yo pensaba: antes de viajar al norte creía que iba a dedicarme básicamente a ayudar al estudiante de doctorado a capturar pájaros para tomar muestras de sangre. Pero al llegar al Parque resulta que Maliki ya no estaba allí, porque ya había muestreado todo lo que tenía que muestrear. De modo que me pasé las dos semanas echando una mano a las dos estudiantes con sus proyectos, a mayores de dar apoyo moral e intelectual a otros estudiantes colaboradores de Mdu que estaban también por allí (Tino, un estudiante de máster suyo de la universidad donde estaba antes de mudarse a Bloemfontein, y Leif, un chavalín estadounidense de segundo de carrera que se vino a hacer una especie de prácticas tuteladas).
Pero dejemos a Leif y a Tino de momento a un lado, y vayamos con las chicas: el proyecto de fin de grado de Klinette consiste en estudiar cómo varía la diversidad y abundancia de animales en los abrevaderos a lo largo del día, para ver si hay patrones de correlación positiva o negativa entre la abundancia de ciertas especies.
Para ello depende de los datos de cámaras trampa, que toman fotos de los animales presentes cuando estos activan sus sensores de movimiento. Cámaras que colocamos protegidas por una carcasa de cemento si se puede, como arriba, o como mejor podemos con piedras si no, disimulando además el olor humano a base de boñiga de elefante.
Elefantes que luego, al retirar las cámaras y examinar las fotos, se dejan ver en las mismas con mucha frecuencia. Aunque debido a la perspectiva cueste hacerse una idea de cuántos son... pero ea, esa es tarea suya.
La verdad es que examinar las imágenes de las cámaras, que están activas día y noche, resulta de lo más entretenido, casi como cotillear un reality show. Entretenido y también frustrante, cuando las especies que aparecen retratadas uno ho ha conseguido verlas en persona a lo largo de los días de muestreo, como esta jineta manchada Genetta tigrina.
Las cámaras en todo caso requerían de poca atención: apenas ir a vaciar la tarjeta de memoria cada dos días. De modo que la actividad en la que invertíamos la mayor parte del tiempo era tomar datos para el máster de Mariska. Dicha toma de datos consistía básicamente en conducir de un lado a otro viendo y contando bichos (así que no os extrañe que haya visto tantas cosas)...
...y prestando especial atención a si tenían o no picabueyes Buphagus sp. (picabueyes piquirrojos B. erythrorhynchus en el caso de esta hembra de kudu): el proyecto de esta chica investiga las preferencias entre especies de ungulados, y de partes del cuerpo dentro de cada especie, de estas aves mitad amigas y mitad parásitas, que tanto libran a sus hospedadores de garrapatas y otros bichos perjudiciales, como mantienen abiertas a picotazos las heridas para alimentarse directamente de sangre.
Contar picabueyes a pares, o en pequeños grupos, es fácil. El problema es cuando se los encuentra uno a todos juntos en el "centro comercial", como en esta jirafa, donde además cuesta distinguirlos "camuflados" entre las manchas del animal. ¿Qué, cuántos veis?
A ver si así con los puntitos se os hace más fácil... je, ¡y los que habría por el otro lado, que la bicha no se giró!
En realidad anillar y tomar muestras de pájaros también lo hicimos: como parte del mismo proyecto, queríamos capturar picabueyes, para mirar su condición física y los parásitos que pudieran tener, y eso intentamos hacer a lo largo de la segunda semana. Para ello fuimos a unos cercados de acceso restringido (no pude hacer fotos) donde mantienen rinocerontes huérfanos, hijos de madres matadas por furtivos para hacerse con los cuernos, un problema bastante notable en el país. El recinto era como un pequeño zoo, y pusimos las redes en torno a las jaulas, pues los picabueyes estaban tan a gusto en los rinocerontes de dentro, y volaban dentro y fuera de vez en cuando. El primer día se nos dio bastante bien, pero luego las aves ya recelaron y se nos acabó el chollo, así que al final capturamos bastantes menos de los que hubiésemos querido... en fin, no se puede tener todo.