lunes, 28 de enero de 2019

Al partir, un pato y una flor...

Pues... poco más. Tras revisar una y otra vez, otra vez, la carpeta de fotos de mi último viaje dentro de Sudáfrica, que lleva seis meses en el escritorio, intentando decidir por cuáles o por dónde empezar a subirlas; terminé de dar forma a un pensamiento que llevaba rumiando ya desde Navidad: no le veo mucho sentido a seguir con el blog abierto. Cualesquiera que fuesen las alegrías que me proporcionaba antes, hace tiempo que se han ido y yo las he olvidado, y el único poso remanente es la sensación de malestar aparejada a no actualizar con más regularidad. Las fuentes de que se nutría esta página se han secado:
- A las entradas "enciclopédicas", comentando noticias o hablando de tal o cual especie o lugar, no les veo sentido: sobran las webs de periódicos y de divulgación científica por Internet adelante.
- Idem para esas entradas en las que hablaba de lugares, de viajes, en primera persona: a nadie le estaba descubriendo cosas que no pudiese encontrar, mejor, en otro lado.
- Y la parte del león que tenía este blog, la de diario al que volver para recordar qué hice o qué pensé en tal o cual día... bueno, hace ya tiempo que no me sucede nada que quiera recordar en el futuro. Y mi opinión sobre la vida en general dudo mucho de que le interesase a alguien; pero en todo caso, de ser así, prefiero explicarla cara a cara.

Gracias en todo caso por la compañía, a los que sea que quedéis por ahí fuera. Como otra cosa no, pero veleta e inconsecuente con mis decisiones lo soy un rato largo, ¿quién sabe? Igual dentro de unos años, o de unos días, recojo cable y vuelvo a dar la lata por aquí. O en otras plataformas: avisaré aquí si alguna vez siento la imperiosa necesidad de abrir cuenta en Twitter o algo así... Hasta entonces, o hasta que nos veamos, que me hará de hecho más ilusión, quedad con Dios. Gracias de nuevo.


lunes, 21 de enero de 2019

"¿Quién es?" "Soy yo..."

... el título de esta entrada no continúa con un "¿Que vienes a buscar?", si no con un "¡Abre!"; no voy a hablar de Pimpinela, sino de confianza... En plena lucha entre la mala conciencia por tener el blog abandonado, y la pereza que me da hurgar en la última carpeta que me queda de fotos de Sudáfrica (pues en mi vida madrileña no ha habido nada reseñable últimamente... Eso antes no me impedía bloguear; pero esa es otra historia), se me fue la mente a pensar en lo a gusto que se vive con una actitud, de entrada, de confianza en los demás; a propósito de que acababa de ver esto en APM (el enlace debería llevar directamente a la sección del vídeo que me interesa; minuto 4:13). Está mayormente en catalán, pero se entiende bien la situación, y la idea a la que hago referencia, de confiar en los demás. Sería bastante mentira decir que "esto en Sudáfrica no pasaría", porque allá la mayor parte de la gente vivía en casas, no en pisos; pero me imagino perfectamente a mis amigos de allá viendo este vídeo y alucinando con que la gente abra las puertas de sus casas sin saber a quién... Siempre está la posibilidad de que el que se cuele en el portal sea alguien con malas ideas, pero normalmente no es así: a pesar de los medios amarillistas pretendan sacar tajada convenciéndonos de lo contrario, a grandes rasgos vivimos (aún) en una sociedad tranquila, donde uno puede fiarse de los demás; y ojalá que evolucionemos como sociedad hacia una mayor confianza, y no al contrario. Pero esto no depende de "la sociedad", sino de las decisiones individuales de cada uno, y esto es biología evolutiva también; me hizo gracia darme cuenta, mientras discurría sobre esto... aunque no son cosas que se me hayan ocurrido a mí, sino a gente mucho más lista. La evolución no funciona a nivel de especie, sino de individuo: uno no espera que a "su especie" le vaya bien, sino que quiere tener cuantas más crías mejor, caiga quien caiga. Así, explicar las conductas altruistas, o al revés, por qué no todo el mundo engaña a todo el mundo para su propio beneficio, fue tradicionalmente un quebradero de cabeza para las ideas darwinistas, hasta que la teoría de juegos aplicada a la evolución vino a dar respuesta satisfactoria a muchos de estos dilemas. No voy a extenderme en repetir lo que ya explica muy bien el último enlace, pero resumo con la idea de que las puras matemáticas consiguen explicar que una sociedad (mono- o multiespecífica) puede tolerar un número limitado de mentirosos (sean imitadores batesianos, sneakers o violadores del ascensor) antes de colapsar, y por eso las sociedades que vemos prosperar a nuestro alrededor son aquellas donde el número de aprovechados es limitado, sea entre humanos o en el resto del mundo natural. A efectos prácticos, para nosotros que podemos razonar, y aprender, el mensaje viene a ser el de "para que a todos nos vaya mejor, a tus descendientes incluidos, pórtate bien : no violes... y paga tus impuestos". Si no por moral, por biología...

miércoles, 16 de enero de 2019

¿La gallina, o el huevo?

Cada vez que me pongo a pensar en el dilema filosófico favorito de los rucios como yo (siempre desde un enfoque científico, claro), llego a una conclusión distinta, que se torna en dilema lingüístico: a día de hoy estoy en que la pregallina evolutiva puso un huevo, del que eclosionó la primera gallina moderna. Pero el huevo digo yo que lo nombraremos por el animal que lo puso, de modo que, si era un huevo de pregallina, lo primero fue la gallina... y no como los números de este año de EMNMM, que comienzan con un huevo en la portada; de picogordo, para más señas. Y dentro, un artículo mío de un animal moteado talmente como ese huevo...

domingo, 13 de enero de 2019

Dios, el acuariófilo

Salmo CIV, 25, 27-28
Allí está el mar, grande y dilatado, donde se agitan, en número incontable, animales grandes y pequeños.
Todos esperan de ti que les des la comida a su tiempo: se la das, y ellos la cogen; abres tu mano, y quedan saciados.

sábado, 12 de enero de 2019

Dos breves vivencias

Más por darle vida a esto que por otra cosa... si tuviese Twitter, de hecho, supongo que ese sería el canal más adecuado para estos comentarios, por la brevedad y porque pido opiniones; pero como no es el caso, pues ea:
1. Iba ayer por la calle y un mocosete de no más de tres años, señalando con el dedito un restaurante fino, dijo a su madre: "Baltasaaaar...." Ella, que le decía "¿Dónde, hijo? Si ya han quitado el belén..." no se daba cuenta (yo sí, y el interpelado también) de que lo que el crío realmente señalaba era al metre que estaba en la puerta, mulato y barbudo... Visto esto, y a tenor de la última tontería con lo de Iniesta, me preguntaba yo si en realidad la figura de Baltasar no habría hecho mucho más por la multiculturalidad que un montón de otras políticas buenistas... Baltasar era el favorito indiscutible de todos los críos, allá en mi cada vez más lejana infancia; pero cierto es que Orense de aquellas no era precisamente la sociedad racialmente más heterogénea del mundo...
2. ¿También os pasa, al mirar de noche la luz de las farolas a través de las ramillas sin hojas de los árboles de las calles, que parece que esas ramas se curvan y forman círculos alrededor del halo de luz? Es algo que, desde chico, me deja embobado mirando a lo alto en medio de la calle; hasta que alguien con prisa me gruñe para que me aparte.

lunes, 7 de enero de 2019

Qué bonitos son los perros muertos

Si no eres usuario habitual de Twitter (yo), pero no desprecias tener de vez en cuando la ocasión de disfrutar de pullitas* ingeniosas, que es para lo que sirve básicamente esa red social (also, yo), tu programa es Cachitos de Hierro y Cromo: un programa de La 2 que, a lo largo de la hora que dura, emite fragmentos de actuaciones musicales del archivo de RTVE agrupados laxamente en torno a una temática dada, y sopreimprimiendo comentarios irónicos acerca de la letra de la canción, del cantante/grupo, o de la estética del videoclip. El especial de Nochevieja de este año fue especialmente aplaudido por todos los cachíters, y tras verlo una tarde de estas a través de la web del programa** puedo decir que con justo motivo. Y de entre todas las perlas rescatadas por ese programa de los abismos del archivo musical patrio, me quedo con Qué bonito es Badalona...



* Creía yo que la palabra que define un comentario hiriente sería un derivado metafórico de la vara de aguijonear el ganado, la puya; pero se ve que no, que tienen etimologías distintas.

** Comentando esto con Álex, me miró con cara de infinita tristeza y dijo "tío...... ves La 2 por Internet..."

viernes, 4 de enero de 2019

Fui buscando fotos, y encontré...

Año nuevo, y vida nueva, como os contaba en la entrada anterior; pero hasta que no empiece el contrato, seguimos con la misma del año pasado, y como hoy tocaba salir de casa por la mañana, tiré de la lista de planes comodín que tengo en la recámara y me acerqué a ver una exposición de fotografías del S. XIX que está abierta hasta marzo en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Son de Juan (Jean) Laurent, "fotógrafo de cámara" de Isabel II que retrató a buena parte de los personajes responsables de que el XIX sea el siglo más movido del libro de Historia, y que además realizó varios reportajes sobre monumentos y obras públicas de todo el país. Había de hecho casi más fotos de viaductos que otra cosa; no era lo que esperaba encontrar, pero aún así no me disgustó. Con todo, lo dos detalles con que me quedé tenían bien poco que ver con la fotografía:
- Uno fue escuchar vencejos, lo que me hizo caer en la cuenta de las muchas ganas que tengo de que se acabe el invierno (y ¡anda que no queda para la Candelaria!). Formaban parte de la ambientación sonora de un pequeño vídeo explicativo de la exposición; me gusta que casi todas las películas y reportajes que he visto donde sale Madrid en la buena época parecen incluirlos...
- Otro fue que, viendo unas facturas allí expuestas (¿para qué? No me preguntéis, no me pareció que aportasen lo más mínimo) me quedé pasmado con lo mucho que cuidaba antes la caligrafía la gente que sabía escribir.. Es un tema con el que estaba "sensibilizado" por leer hace nada este hilo de Twitter donde, al hilo (je je) del tema desarrollado, la gente empezó a subir fotografías de papeles manuscritos que tenían por sus casas de tiempos pasados, a cada cual con una letra más primorosa. Que no es sinónimo de "fácilmente legible", pero bueno, tampoco lo es la mía, y de bonito no tiene nada...

... Cómo me lo monto, ¿eh?

miércoles, 2 de enero de 2019

Volviendo a la vida normal

Viaje tempranero de vuelta a Madrid: tras dos horas de semiinconsciencia y oscuridad de ventanas afuera, me voy a desayunar algo al vagón cafetería a la par que el tren se acerca al pantano de Ricobayo y que el sol naciente ilumina campos escarchados como un roscón, y una niebla láctea, espesísima, que serpentea desde el fondo del valle... Y mientras veo los milanos que se materializan y desaparecen de nuevo a medida que el tren avanza, pienso en que ayer, leyendo para preparar la entrada de balance listero las entradas que escribí en Israel y en días sueltos de Sudáfrica, y por mucho que abundasen las frases motivadoras para engañar(me/ros) se intuía bastante bien que el tema de las postdocs estaba próximo a explotar, por un lado o por otro. O tal vez no, ¡a saber! El caso es que vuelvo a Madrid a la vida normal (o al menos a una vida más normal que pasar el día en casa viendo vídeos de acuarios en YouTube), porque vuelvo a trabajar: en algún momento de enero (los encargados del papeleo están de vacaciones) empezaré un contrato en el Centro Nacional de Biotecnología (un centro del CSIC que está en el campus de la Autónoma); es una sustitución de ocho meses, de una baja por maternidad, de una plaza a cargo de proyecto de un laboratorio para ocuparse sobre todo de labores administrativas: coordinar análisis con otros grupos, gestionar pedidos, hacer informes de resultados... cosas así, no muy distintas de las que ya he venido haciendo "siempre" en estos años de investigación, y que por tanto espero no me cueste hacer bien. Como el contrato es a tiempo parcial, además, tendré las tardes libres para seguir pensando en qué hacer luego, preparar cursos o historias similares... o seguir viendo vídeos de peces. A ver qué gana.

martes, 1 de enero de 2019

Balance listero de 2018

¡Feliz año nuevo! Estrenamos uno más y, a lo tonto a lo tonto, ya casi llevamos dos décadas de siglo, aunque a mí lo de "S. XXI" siga sonándome a "el futuro"... Gracias por seguir pasando por aquí, a pesar de que haya batido e 2018 un nuevo récord de caída en número y calidad de las entradas. Pero ya sabéis: esto no es más que un diario que habéis encontrado en un cajón (virtual), y los diarios salen al dueño...
Igual que hay Gordos madrugadores y remolones, mis primeros pájaros del año pueden hacerse esperar más o menos: la lavandera del año pasado tardó en salir, y en cambio la gaviota patiamarilla de este me dio un susto, pues pasó pegada a la ventana nada más subir yo la persiana... bien, buen comienzo ha sido, que ya sabéis que me gustan las gaviotas. A este 2018 de viajes tricontinentales se le aplica buena parte de lo que escribía en la crónica de hace un año, pues no en vano más de la mitad del mismo siguió trascurriendo en Sudáfrica. Sin embargo, y como pudisteis comprobar en las entradas del mes que eché allá, disfruté mucho más de los pájaros y demás fauna que me taché en Israel que del buen montón de bichos nuevos que vi este año en Sudáfrica, y sabéis por qué: al ser menos, el disfrute se paladea mejor; y al ser muchas de ellas especies conocidas desde pequeño, las ganas de verlas eran mayores. Con todo, ni en África ni en Asia hice una lista mesurable, y en resumidas cuentas no sé cuántos bichos me he tachado este año... Ya que seguramente en 2019 me mueva mucho menos, espero poder dentro de un año (se chegamos alá) daros cifras concretas. Cifras que sean mayores de cero, vaya; en concreto tengo muchas ganas de ver las dos especies reproductoras en la Península que aún me faltan: el alzacola rojizo y el gorrión alpino. Y tengo ganas de hacerlo, en general, sin agobios, y disfrutando otra vez de los ratos de campo. ¡Que sean muchos, y que vosotros los veáis!