Con todo lo que pueda haber cambiado mi vida en estas dos semanas en Dijon, o en el año que me queda por delante, las pequeñas tareas cotidianas permanecen, necesariamente: ir a la compra, poner la lavadora, planchar... y escuchar música, mientras. Y no me preguntéis cómo la he encontrado, o cómo es que no la conocía hasta ahora, pero desde luego esta canción de Astrud merece toda la publicidad que se le pueda dar. Empieza como a la mitad del vídeo, pero yo diría que todo él es necesario...
domingo, 28 de febrero de 2016
sábado, 27 de febrero de 2016
Por el campus
Dando esta soleada mañana un paseo por el centro de Dijon, la ciudad me ha parecido mucho menos fea que la semana pasada; me alegro. Os la enseñaré algún día en fotos (varios, supongo), pero como de momento no es allí en el centro donde vivo, sino en mitad de la nada universidad, pues os enseñaré primero la pinta que tiene el campus.
Si bien por el centro hay algún edificio antiguo de cuando se fundó la Université de Bourgogne, allá por el 1772, el campus donde está todo el meollo se empezó a edificar a las afueras allá por los años 60, y tiene la misma pinta que cualquier otra universidad de provincias de la época, lleno de explanadas y edificios de líneas rectas y fachadas sencillas.
Alguno hay un poco más extravagante...
Pero en general todos están cortados por el mismo patrón; incluido éste, el mío, el Edificio Gabriel: con forma de "C", rodeando dos grandes aularios.
Y en las explanadas, aquí y allá, estatuas más o menos abstractas; de las cuales la más graciosa es ésta que tenemos delante de la facultad, el Anti-Robot, con distintas caras según el lado por el que se le mire. Hoy os dejo con la amarilla.
Y por poner una nota biológica, lo que más me llamó la atención los primeros días fue ver que casi todos los árboles, en mayor o menos medida, tenían esta pinta. El primer día al llegar, ya anocheciendo, creí que eran nidos de graja, pero no:
Eran todo bolas de muérdago. No lo habría tenido difícil Panoramix para trabajar aquí...
viernes, 26 de febrero de 2016
En proceso de integración
Ha pasado una semana desde que fui a tomar posesión de mi puesto en la facultad... y me da que cada vez llevo peor lo del francés: los primeros días iba todo como la seda, pero ahora he entrado en un bache raro, me cuesta horrores hablarlo y al oír las conversaciones de la gente por los pasillos o por la calle muy bien podrían estar hablando en sueco. Pero bueno, al menos, y al revés que en Suecia, me queda el consuelo de poder leer todo con lo que me cruzo: en el supermercado, en los carteles de la calle, en los escaparates, en los folletos... eso que le gana esto a Lund.
Supongo que parte de la culpa la tiene que esta semana he hablado menos que la anterior, cuando con el asunto de buscar piso tenía que interaccionar mucho más con unos y otros: aunque hasta el martes no empiezo oficialmente, ésta ha sido ya una primera semana de trabajo prácticamente normal, de sentarse horas a leer artículos y empezar a analizar datos. Y empezar a sentirme también más dentro del grupo, ahora que ya han anunciado convenientemente mi llegada y me han metido en la web:
Supongo que parte de la culpa la tiene que esta semana he hablado menos que la anterior, cuando con el asunto de buscar piso tenía que interaccionar mucho más con unos y otros: aunque hasta el martes no empiezo oficialmente, ésta ha sido ya una primera semana de trabajo prácticamente normal, de sentarse horas a leer artículos y empezar a analizar datos. Y empezar a sentirme también más dentro del grupo, ahora que ya han anunciado convenientemente mi llegada y me han metido en la web:
Web del proyecto |
jueves, 25 de febrero de 2016
Mariposas caribeñas
Puedo adelantaros ya más cosas del proyecto porque estoy estos días más centrado ya en el trabajo, que ya he encontrado piso, aunque todavía me quedará como una semana para entrar, entre papeleos varios. Y mira tú por dónde, con lo que no contaba yo era con repetir un "muestreo en mariposa".
Esta vez la mariposa es una isla, Guadalupe. Una isla que en realidad son dos, radicalmente distintas: a la izquierda Basse Terre, una montaña volcánica de casi mil metros, cubierta casi en su totalidad por la selva; y a la derecha, separada por un estrechísimo brazo de mar, Grande Terre, calcárea y casi plana, llena de plantaciones de bananos y caña de azúcar. Y diseminadas por la isla veis las localidades de muestreo, algunas en la gran masa forestal, otras en fragmentos más o menos grandes, más o menos aislados...
Mi nueva curruca capirotada. Wikifoto |
Y he aquí la que por el momento es mi especie de estudio, la reinita plúmbea Setophaga plumbea, o paruline cafeiette, como la llaman aquí, PC para los amigos y los archivos. ¿Qué secretos esconderán sus parásitos? ¿Serán lo suficientemente famosos como para granjearme artículos a mansalva? Ya lo iremos viendo; de momento con conseguir aclararme trabajando con archivos de datos inmensos hechos por otras personas me conformo.
martes, 23 de febrero de 2016
Bite me!
Mi nuevo ordenador francés, el que os enseñé el viernes, me tenía más sorpresas guardadas, aparte de su incómodo teclado (uno español viene ya en camino...). Me preguntaba yo qué leches querían decir los "Ko" que aparecían junto a los nombres de los archivos, y por fin hoy, al ver un archivo pequeñajo, me he dado cuenta:
"Octetos", para habernos matao... vaya con la adaptación. Que luego no es que sean éstos especialmente proteccionistas con el idioma, que lo tienen lleno de anglicismos (pronunciados como Dios les dio a entender, eso también es cierto); pero se ve que justo con los bytes les entraron las ganas de innovar...
lunes, 22 de febrero de 2016
Mostaceros boqueantes
Por ser el sitio donde más tiempo he estado fuera de España, muchas veces estos días termino por descubrirme pensando "esto en Lund no/también era así...", comparando cosas que no sé si serán muy comparables, o si directamente lo que estoy comparando es Madrid con todo lo demás. Sea como fuere, con lo último con que contaba era con descubrir que los dijoneses, o al menos aquellos con los que he interaccionado, boquean de la misma manera que hacían los suecos. Pensé al ver esto en iniciar una serie como las de "Hacerse el sueco" y "What the fact", pero a fin de cuentas esta característica me ha salido repe. Ya les encontraré alguna particularidad...
domingo, 21 de febrero de 2016
Por la ventana (y II)
Como anticipaba ayer, hoy no ha llovido, y la temperatura ha sido de lo más agradable. Tampoco es que lo haya aprovechado especialmente, por otra parte, sino que siguiendo la misma tónica no me he movido mucho de casa. Supongo que Dijon no me ha llamado tanto la atención como para darme el paseo largo que tengo de la residencia al centro: tiene sus tres o cuatro iglesias y edificios antiguos, unas cuantas calles de casas más modernas y elegantes como la que os puse hace unas entradas, y por lo demás es una ciudad normalucha de edificios bastante corrientes. Ya os haré algún reportaje fotográfico cuando me centre (mentalmente, y en cuanto a lugar de residencia).
Pero lo que pueda faltarle de espectacularidad urbanística, parece que lo suple, y eso que todavía estamos en invierno, con animación animal; de momento el pajareo de ventana me esta rindiendo bastante, al igual que los recorridos a la búsqueda de casa. Rara es la vez que miro el seto de carpes recortados y avellanos que tengo delante y no me encuentro algunos páridos (carbonero común, herrerillo común o capuchino, mito...) recorriendo inquisitivos el laberinto de ramas. En el campus, y como suele suceder en Centroeuropa, son los córvidos las aves que por grandes y gárrulas más se hacen notar: cornejas y grajas sobre todo, y también grajillas, urracas y arrendajos. suenan de tanto en cuanto los relinchos del pito real euroasiático Picus viridis, suficientemente distintos de los del ibérico P. sharpei. Este pájaro carpintero es de momento la única especie no presente en España que llevo en mi exigua lista francesa, y confío en que sea su primo el pito cano la primera especie que me tache en la postdoc (y confío en que sea pronto, vaya, y no estar hablando a meses vista). ¿Qué más hay? Fringílidos variados, mirlos, torcaces, tórtolas turcas, chochines, estorninos pintos... lo normal de la época; a ver si llegan pronto el sol, los insectos y las aves insectívoras. Rapaces también hay: sin poner esfuerzo, recuerdo, llevo dos gavilanes y un halcón peregrino, y dos milanos reales y un busardo ratonero que daban vueltas tan ufanos sobre la iglesia esta mañana de domingo. Mucho pájaro me sale en la lista, y tengo ganas también de "camorchear". A ver si encuentro pronto dónde y con quién.
sábado, 20 de febrero de 2016
Por la ventana (I)
Llueve en Dijon. O mejor dicho, ha llovido hoy todo el día, con ganas primero y perdiendo fuelle poco a poco, hasta que al salir a la calle esta tarde ya apenas caía una llovizna fina y densa a la vez, casi niebla. Tampoco es que haya hecho demasiado mal tiempo esta semana: algo más de agua y muy nublado, con algo de aguanieve cuando en España os estabais congelando, pero también sol, y las temperaturas de lo más normalitas. Espero no tener ya que vérmelas este año con un invierno continental, y dejarlo si acaso para cuando, el enero o febrero que viene, sea ya perro viejo en esta ciudad.
Llueve en Dijon, pero independientemente de la lluvia, si todavía no he salido a hacer turismo de verdad por el centro, o a bichear al parque, es porque en este impasse de la búsqueda de piso y de aterrizar en un nuevo trabajo, no me resulta "correcto": como que la cabeza me dice que tengo que estar a otras cosas, aunque luego a la hora de la verdad desperdicie un poco el sábado trasteando ocioso por Internet. Mañana domingo parece que no lloverá. A ver qué me da por hacer...
viernes, 19 de febrero de 2016
Mi nuevo despacho
Esta mañana he hecho un alto en la búsqueda de casa para ir a la facultad y empezar a poner la esquina que me corresponde a mi gusto.
Falta le hacía, porque la verdad estaba de lo más desangelada. No la he decorado con nada, pero al menos he retirado de la vista todos los papelotes, y las bolsitas con cables y cajas vacías resultado de haber montado impresoras y cosas así, y haber dejado todo después en el hueco "vacío".
Gran sorpresa inesperada: me han puesto un ordenador a cargo de proyecto, nuevecito, con una pantalla tan grande que no sé ni a dónde mirar. Y también me he dedicado a grabar en él los archivos de cosas que traigo a medio hacer de Madrid, y a meterle los programas que utilizo y esas cosas todas.
Tarea que se empeñó en hacerme más difícil mi nuevo peor enemigo: el endiablado teclado AZERTY. ¿Pero no era que iban a desecharlo ya? Y justo he venido yo antes del cambio...
En fin, ya me agenciaré un teclado "de verdad". Por de pronto hoy me fui de la facultad con la satisfacción, si no de haber arreglado el mundo, sí de haber cambiado el azul enfermizo del fondo de pantalla anterior por este azul almeriense mucho más evocador. El mundo, ya mañana...
jueves, 18 de febrero de 2016
Casamentero
Tras presentarme en la facultad lunes y martes, y atender otros compromisos como la revisión médica que os comentaba ayer, mi principal ocupación estos dos últimos días ha sido la de buscar casa: de momento estoy en una residencia bastante apañada, pero que espero dejar pronto en pos de un hogar algo más personal.
Antes de venir a Dijon, viendo anuncios por Internet, me pareció que no iba a resultar en absoluto complicado, ya que había bastantes, y a precios muy razonables... así que fue grande el chasco al venir y describir que la inmensa mayoría de los alojamientos en Francia se alquilan... vacíos. Y claro, para un año, como que no me compensa comprarlo todo. Incluso los que se alquilan amueblados es raro que tengan por ejemplo lavadora, o una cocina decente y no sólo un par de infiernillos. Pero bueno, a base de insistir, algo aparecerá...
No hay mal que por bien no venga: estos dos días de recorrer la ciudad de cita en cita, viendo casas, me han servido para acercarme al centro y hacerme una idea de dónde están sus barrios, de sus dimensiones, de cómo moverme por ella y de qué cosas se pueden ver, que ya os mostrare en otras entradas. De momento os dejo con una casa, sin más: una de las muchas en que he visto apartamentos. Algo más bonita que el resto, pero por el estilo andan. Otro día, más. O al menos, más fotos de la que por fin sea mía.
miércoles, 17 de febrero de 2016
Visita de médico
Entre los múltiples papeles que he ido preparando, o me quedan por preparar, para poder firmar el contrato el 1 de marzo, estaba el de tener un certificado médico que indicase que no padezco ninguna enfermedad incompatible con el puesto a desempeñar. Al médico fui pues esta mañana, a que me hiciera una exploración "de niño pequeño": saca la lengua, tose, respira fuerte, a ver el oído... y a que firmase que estaba todo perfectamente. No sé qué hubiera podido tener incompatible con sentarme todo el día, todos los días, delante de un ordenador; tal vez tendencia invencible a escribir idioteces por Internet. Menos mal que no vio el blog...
martes, 16 de febrero de 2016
Introducción laboral
Entre ayer por la tarde (¡ya el primer día, sí!) y esta mañana, he tenido tiempo de que mi nuevo jefe me enseñase la facultad, de conocer a parte de los compañeros (no muchos, pues estamos en la "semana de vacaciones de invierno") y de irme enterando de qué se espera de mí aquí: en resumidas cuentas, esta gente lleva desde 2011 inmersa en un proyecto que analiza las variaciones de diversidad genética, fenotípica y de parásitos de aves en zonas con grado de fragmentación de hábitat variable. La parte de los parásitos está en pañales, y es la que me toca sacar adelante, espero que con el éxito suficiente. Por lo demás, todo el trabajo de campo (en localizaciones tan poco apetecibles como las islas francesas del Caribe) y la inmensa mayoría del de laboratorio ya están hechos, por lo que la idea es que me pase este año de "ratón de ordenador", torturando los datos hasta que digan algo interesante. Bueno, se me ocurren ocupaciones más entretenidas, pero al menos seguramente me servirá para que, aunque esto dure sólo* un año, pueda yo sacarle el necesario rédito en términos de publicaciones que engorden mi CV, mis posibilidades de dar el salto al siguiente destino. Ya lo iremos viendo.
*lo de "sólo" es discutible...
lunes, 15 de febrero de 2016
Arrivée
Empezó pronto el día de hoy: a las cinco me recogía Álex y salimos camino del aeropuerto, pues por casualidades (je) de la vida Sonia se volvía a Senegal un par de horas antes que yo, y fuimos a acoplarnos a su despedida.
Se acercaron al aeropuerto también Raquel y Vero, y un par de horas y muchos lloros más tarde salía yo camino de Lyon. Casi todo el viaje no vimos más que nubes, pero ¡qué nubes! Al volar por encima de ellas el sol luce radiante, como en los polos cuando está despejado, y bajo el avión el vapor de agua aumentaba la ilusión formando un bosque espeso de árboles nevados, atravesado por lenguas glaciares de textura completamente diferente. Mientras, en otras zonas más turbulentas, las nubes eran olas rompiendo con furia contra la playa, o cambiando totalmente de tercio se transformaban en extensiones yermas, con lagunas salpicadas aquí y allá... vamos, mil tonos de blanco que no dejaron que me aburriera ni un momento.
Aterrizando en tierras francesas, y justo antes de que las ruedas se posasen en la pista, podría deciros que fueron las cornejas negras las primeras aves en darme la bienvenida a esta estancia postdoctoral, pero se les adelantó una enorme liebre que salió corriendo de su encame al borde de la pista al acercarnos nosotros. Tranvía del aeropuerto al tren,atravesado arrabales lioneses, y tren después al norte: dos horas de campiña muy verde, con muchos pequeños regatos, tanto más medrados, hasta llegar a desbordarse, cuanto más nos acercábamos a Dijon. Y mi jefe esperándome para acercarme a la residencia y enseñarme la facultad. Pero eso ya mañana, que hoy me caigo de sueño...
domingo, 14 de febrero de 2016
Tiempo de descuento
Inexorablemente, y sin que nadie se lo pidiese (cosas de Google y su vocación de vecina cotilla, me imagino), mi teléfono se ha dedicado a recordarme cada día que la fecha de la mudanza se acercaba, como si no lo tuviese ya en la cabeza a todas horas... Por no haber hecho las cosas a su debido tiempo esta última semana ha sido de lo más frenética, entre clases, estar en el laboratorio hasta bien entrada la noche, preparar maletas, paquetes y más paquetes, y todas las lacrimosas despedidas (¡con escapada exprés ayer a Monfragüe incluida!); pero por fin, mañana ya toca: si Dios quiere a las 8:45 despegaré de Madrid rumbo a Lyon, y desde allí el tren debería dejarme en Dijon a eso de las dos y veinte. Y desde tierras borgoñonas os escribiré la próxima vez...
viernes, 12 de febrero de 2016
Empaquetando
Es pavoroso, el momento de ponerse a preparar una mudanza: se cree uno que tiene pocas cosas, y al ponerse luego a llenar cajas...
De momento con la ropa aún no me he metido, y miedo me da. Me dediqué ayer a la difícil tarea de decidir cuáles son los libros imprescindibles que me tengo que llevar, y cuáles se quedarán guardados por tiempo indefinido en el desván de Pepe, favor que nunca le agradeceré lo suficiente. Podrían haber sido más, podrían haber sido menos, podrían haber sido otros... pero al final son los 15 de la foto los que se vendrán conmigo a Dijon.
jueves, 11 de febrero de 2016
Arranque cuaresmal en tres palabras
Mercredi des Cendres, Miércoles de Ceniza: oración, limosna, ayuno. Traducido: Dios lo primero, darse a los demás, y olvido de uno mismo. Plan de vida cuaresmal, y para toda la vida si me apuráis: esa fue la idea ayer en La Almudena. Fui a Misa allí para "despedirme" del obispo, que antes de serlo de aquí lo fue de Orense. Y me pica algo la curiosidad por saber cómo será la Misa en francés...
miércoles, 10 de febrero de 2016
No todo van a ser pájaros
Ni todo son pájaros en el campo, ni en el grupo de investigación trabajamos sólo con ellos, aunque a veces por las cosas que os cuento lo parezca. Elena Tena, una de las doctorandas más recuentes, trabaja también con bichos que vuelan, de los que se estudian a la luz de las velas: los murciélagos. Y buscando la conexión entre estos simpáticos bichejos y el virus de moda, vinieron a buscarla para entrevistarla en el telediario. El reportaje podría haber quedado mejor, pero ¡que hablen de uno!
martes, 9 de febrero de 2016
Última tesis
Sea o no consciente del hecho en cuestión, cada día de esta cuenta atrás es "el último que": el último que veo a tal persona, el último que hago tal cosa... y tocó ayer "la última tesis" a la que iré en la Facultad antes de irme, la de Mateja. Me he quejado yo mucho a lo largo del desarrollo de mi tesis, pero la verdad es que en comparación con otros, como esta chica, vergüenza me da haberlo hecho: sin llegar a conseguir beca nunca, con el trabajo esclavo que supone tener las aves en cautividad por periodos largos de tiempo, aves que no siempre (o "no nunca") se portaban ante las cámaras como ella habría querido, en un país tan similar a su Coracia natal como éste... y siete años más tarde, defendiendo estaba, como una campeona.
Esperando a que apareciese el Tribunal, con mucho mejor estilismo que la primera vez que la visteis en este blog |
Última tesis... pero, ahora que me voy, castellanohablante trabajando en un centro extranjero, es el momento ideal para que me inviten todos de miembro del tribunal internacional de sus tesis, y que sea la uni la que me pague las visitas a Madrid. Deseando estoy que empiecen a llegarme vuestros correos...
lunes, 8 de febrero de 2016
Una semana...
Apenas ya sin luz del día, me despedí ayer por tiempo indefinido de los paisajes desde el Alvia con los alrededores del nuevo adaptador de ancho de vía que utilizamos en la estación de Zamora, para cambiar entre velocidad normal y alta. Un cementerio de bobinas de cable es lo que se ve: enormes carretes de madera que de niño tenía ganas de transformar en vehículos futuristas... y en mesas de jardín. Orense quedó atrás, empapada, escurriendo el agua del diluvio del sábado mientras la calle se llena de gente disfrazada (¡qué mal aguanto los carnavales!). Y los míos, en casa, de sobremesa de las pantagruélicas comidas previas a la Cuaresma. Habrá quien me eche más de menos, y quien menos, pero sí sé quién es el que me recibirá cuando vuelva con mayor alegría, el último fichaje doméstico: el Cuco.
¿Y cuándo tocará volver? Ni idea; tendré que irme antes. Irme, y enterarme de cómo funcionan allí los festivos, las vacaciones, las horas semanales y demás, de manera oficial y oficiosa, que liego, en esto de la investigación, ya se sabe... En fin, cada vez me queda menos para ir saliendo de dudas.
domingo, 7 de febrero de 2016
"Neoproteccionismo emocional"
Toma palabros. Pero veamos dónde y en qué contexto los he escuchado, veamos: si bien entre semana nunca paro a desayunar más de lo necesario (de tiempo, hablo; con la cantidad siempre soy generoso) y me quedo en la cocina de pie, a veces los fines de semana me siento delante de la televisión y echo un rato algo más largo. Coincidió ayer que estuve viendo un rato Agrosfera, y me quedé pensativo después de escuchar un par de declaraciones de comerciales españoles en Fruit Logistica, una feria comercial de frutas y verduras que se celebra anualmente en Berlín (a partir del minuto 11 del vídeo que enlazo). Comentaba el reportaje que el sector hortofrutícola español vivía sobre todo de la exportación al norte de Europa, pero claro, como comentaba el primer entrevistado, "eso del cambio climático que se apostillaba (sic) hace unos años comenzamos a verlo en realidad", y si en el norte cada vez hace menos frío y pueden plantar ellos lo que ahora les vendemos nosotros, mal negocio. El consumo local es una de las muchas medidas disponibles para frenar ese cambio climático del que usted me habla: resumiendo, si te comes lo que crece en la huerta de al lado, en vez de que se lo lleven a vender a x miles de Km y que a ti te traigan comida de otros tantos miles de Km de fuera, pues eso que se ahorra en combustible (y tantos otros costes asociados). Es una medida que cuesta mucho: no en euros, sino en cambio radical de modelo de mercado, y de mentalidades, que cuesta más aún. En Alemania van algo más avanzados, pero se quejaba otro de los entrevistados en el reportaje de que eso era "neoproteccionismo emocional". Y cágate lorito. Lo será si lo hacen los alemanes, claro; seguro que no lo sería si los españoles le comprásemos sus productos, en vez de los que vienen de Marruecos... No sé, que pruebe a vendérnoslos aquí...
Me ha quedado una entrada simplona, demagógica y hasta populista, ya. Pero es que me chocó bastante ver en el mismo reportaje quejas sobre el problema... y quejas sobre la "solución". Y entrecomillo lo de la solución porque, por muy alemanes que sean los alemanes, no creo que de repente todo lo que coman provenga del consumo local, ni mucho menos. Pero siempre ha sido mas fácil echarle la culpa a algo que uno no puede controlar, y sobre lo que por consiguiente carece de responsabilidad. La culpa es del neoproteccionismo emocional.
Me ha quedado una entrada simplona, demagógica y hasta populista, ya. Pero es que me chocó bastante ver en el mismo reportaje quejas sobre el problema... y quejas sobre la "solución". Y entrecomillo lo de la solución porque, por muy alemanes que sean los alemanes, no creo que de repente todo lo que coman provenga del consumo local, ni mucho menos. Pero siempre ha sido mas fácil echarle la culpa a algo que uno no puede controlar, y sobre lo que por consiguiente carece de responsabilidad. La culpa es del neoproteccionismo emocional.
sábado, 6 de febrero de 2016
Olmedo
No fue un milano, un esmerejón o una avutarda lo que hizo memorable el viaje en tren de ayer, sino el Gobierno en funciones,que decidió amenizarme esta última visita a la familia antes de la mudanza habilitando el tramo Olmedo-Medina del Campo-Zamora: y digo "amenizar", y no acortar, porque la ganancia en tiempo que permite la nueva vía la perdimos casi por completo en retrasos sucesivos. Pero el nuevo paisaje sí lo disfruté, claro está. Castilla desarbolada, pero no plana: toda una sucesión de colinas esponjadas de trigo verde, llegadas directamente a Valladolid desde el fondo de escritorio de Windows XP. Una vía que discurre en muchos tramos elevada sobre un talud, desde el que ver la imponente luz del crepúsculo reflejada en mil lavajos, que tuve clase con los de Parasitología por la mañana e hice el viaje por la tarde. Y al llegar a Orense, ya de noche, la niebla perfumada de mimosas, el olor del carnaval.
viernes, 5 de febrero de 2016
Tartakovskyi
La verdad es que, entre laboratorio y clases, estos últimos días tengo poco tiempo para aburrirme. Poco también para agobiarme pensando en lo que me espera, que no hay mal que por bien no venga. Ayer, en una de las relativamente habituales "medias jornadas (24/2 = 12 h) establecidas por mi todavía actual contrato, tocaban los dos: clase y labo. Este martes pasado terminé, con mucha más pena de la que supongo se me vería en la cara, las clases de Métodos en Biología, con un seminario sobre lagartijas que creo estuvo bastante entretenido (y además, ¡hubo caramelos!). Pero el mismo martes, ya en mi hora undécima, empecé una asignatura nueva: la última semana de clases de la asignatura de Parasitología del Máster Universitario en Zoología. Son apenas ocho, y ayer los tuve casi dos horas mirando por el microscopio a los pobres, y encima frotis que apenas tenían parásitos... pero alguno sí tenían, y cuando ellos se fueron y a mí me quedaba un buen rato de esperar a que terminase de correr un gel de electroforesis, encontré el entretenimiento perfecto:
¡Tacharme parásitos nuevos! Así de sonado estoy. Pero tened en cuenta que yo apenas sí he mirado frotis que no fuesen de curruca, cuyos parásitos tengo ya muy vistos, de modo que ayer me lo pasé pipa buscando parásitos de ésos que sólo conocía por los artículos. Parásitos como el Haemoproteus tartakovskyi de la foto de arriba: los frotis que miramos fueron los de los pájaros que cogimos el año pasado en La Herrería con este mismo fin; y este bicho en concreto, que tan bien se lo pasa desplazando lateralmente el núcleo del eritrocito que lo cobija, vivía en la sangre del picogordo de la foto de la entrada que enlazo. Pena de foto desenfocada.
jueves, 4 de febrero de 2016
Las cosas de antes
Me voy. Pero, aunque me vaya, espero no perder los buenos hábitos que tenía (tengo) aquí. Entre ellos, el de intentar no descuidar el artículo mensual en EMNMM, aunque por la distancia (la desconexión, más bien) se me pueda hacer más cuesta arriba. De cigüeñas va la cosa este febrero de San Blas; espero que os guste.
miércoles, 3 de febrero de 2016
El porqué de un nombre
En honor del
producto más famoso de mi destino postdoctoral, este blog estuvo a punto de
llamarse "Biólogo a la mostaza", "Biólogo y Mostacero" o
alguna otra barbaridad que se me hubiese ocurrido la noche antes. ¿Por qué pues
el nombre -lo admito, bastante feo- de Biólogo y Mercenario? Porque el momento
de pergeñar este nuevo blog coincidió con una etapa de lectura de experiencias
de compañeros en la mima situación, durante la que descubrí esta
entrada del blog ¡Jindetrés, sal! que tan bien explica el
término de "mercenarios de la Ciencia": al igual que los soldados de
fortuna, los postdoc vamos a trabajar allí donde haya dinero y nos quieran, en
el proyecto que toque; y finalizado el proyecto y/o el dinero, a emigrar a otro
lugar... hasta que algún día llegue la soñada estabilización: idealmente en
Ítaca, pero quién sabe si tal vez entre los lotófagos, con Circe en Eea o en el
país de los feacios. Porque a Polifemo, Escila o las sirenas, mejor ni
mentarlos...
martes, 2 de febrero de 2016
La 108
Pues 108 fueron al final las ofertas echadas hasta encontrar plaza, como os decía ayer: no hagáis mucho caso a la numeración de la imagen, porque algunas no las llegué a echar, y de hecho la exitosa no sale; pero en cualquier caso da para hacerse una idea. Y ya que me habéis acompañado a lo largo del proceso, justo es que os cuente cómo es que ha terminado: fue a finales de octubre cuando recibí un correo del que en breve será mi jefe, Stéphane Garnier, del Departamento de Biogeociencias (Biogéosciences) de la Université de Bourgogne (Dijon). En él me decía que tenía un proyecto de investigación que iba a terminar, pero que su universidad convocaba una línea de ayudas para financiar ampliaciones de un año que tenía que pedir incluyendo un candidato postdoctoral en el equipo, que había sabido de mí situación por un amigo común y que si estaría interesado en que echásemos juntos la solicitud. Y bueno, cuando después de llamar infructuosamente a tantas puertas vienen a buscarlo a uno a casa... pues no vamos a decir que no, ¿no? Lo curioso (fijaos en la imagen de arriba, fijaos) fue cuando nos dimos cuenta de que en realidad "ya nos conocíamos", pues mi primera solicitud echada fue precisamente para participar en ese proyecto en su comienzo. Y no fui yo quien se llevó de aquellas el gato al agua, pero al final parece que estaba de ser que acabase asentando mis posaderas en Dijon... Total, que un mes más tarde recibí el correo con la primera confirmación basada en rumores de pasillo, y por fin algo antes de Navidad la confirmación oficial de que me esperan en Francia en unos días. Que cada vez son menos...
lunes, 1 de febrero de 2016
"¡Comerranas!"
¡Buenos días, queridos lectores rescatados de Biólogo y Becario! Si ayer os pudo la impaciencia y entrasteis a visitar este todavía vacío blog, al menos veríais parcialmente saciada vuestra curiosidad acerca de los motivos de la mudanza al leer la apostilla de "BiólogoyBecario se va de postdoc". Pues si, ¡por fin!, tras dos años y medio de búsqueda y ciento siete solicitudes infructuosas, por fin la ciento ocho ha dado buen resultado. Me voy el lunes 15, y durante un año, a Dijon...
Y pongo el mapa dando por hecho que, como yo, sólo conocíais Dijon por la mostaza. Pues ahí está, en el medio y medio de Europa occidental y relativamente cerca de los Alpes, prometiendo una cantidad generosa de bimbos de todas las categorías taxonómicas. Que no es que sea mi principal factor a la hora de escoger destino, pero ya que estamos... no, en serio ya: sabéis aquellos con los que trato más a menudo que me preocupaba acabar en lugares como Suecia o Alemania, lugares donde aunque todo el mundo hable inglés yo no conozca la lengua vehicular, cosa que hace que uno se adapte mucho mejor al lugar en que vive (desde participar en las conversaciones del día a día hasta poder poner la TV o entender la etiqueta de ingredientes de cualquier cosa del supermercado). Y en este sentido a Francia, aunque tengo ya un poco olvidada la lengua de los comerranas, me voy mucho mas tranquilo.
Y puedo ya desvelaros (igual ni os acordáis) todo lo que ocurrió el sábado 23 en Sevilla la Nueva, donde acudí engañado por Vero y Raquel a "dar una vuelta por el campo", y terminé encontrándome una fiesta sorpresa de despedida...
Fiesta donde no pudieron estar todos los que querían, pero a los que consideré igualmente presentes. Y a los (os) que seguiré recordando, espero que con más alegría que pena, durante el año que pase en Dijon... o, en general, en lo que tarde en volver a España. Pero bueno, quedan aún dos semanas en las que iros contando cómo se fraguó todo esto, cómo dejo todo en el laboratorio a medio hacer y cómo llego a Francia sin casa y sin saber aún realmente en qué voy a trabajar: como veis, este blog nace con la promesa inmediata de muchas entradas emocionantes. Invitados estáis a acompañarme...
Y por supuesto ¡mil gracias a todos!
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