Un azulito angoleño Uraeginthus angolensis. Pequeñito, apenas como un mosquitero, pero colorido y fácil de distinguir. La idea general de los legos es que todas las aves tropicales son así, vistosas. Pero mucho me temo que eso está bien lejos de ser cierto...
... más bien, la inmensa mayoría de los pájaros que ve uno por Sudáfrica (por todo el mundo) adelante son como este: manchas marrones, y además lejanas. A santo de qué si no iba a existir mi nueva guía favorita... El primer día en que me quedé solo en el campamento y pude dedicarme a pajarear, la verdad es que lo pasé bastante mal. Poco a poco gracias a Dios, a medida que fueron pasando los días y, merced a la experiencia, comencé a poder distinguir cincuenta sombras de ocre, empecé también a poder poner nombre a las distintas manchas marrones. La cámara ayudó mucho, permitiéndome repasar luego con más calma los bichos más lejanos, como la prinia modesta Prinia subflava de la imagen (que resultó ser a la postre de las aves más frecuentes del campamento). La verdad es que a carpeta de fotos del Parque está llena rebosar de fotos malas de bichos de lo más soso, pero tranquilos, que no os daré la lata con ellas...
Cierto es por otra parte que encuentro a los bichos sudafricanos en general más confiados que los europeos, que se dejan acercar más, y también por consiguiente hacer mejores fotos. El bicho de la foto, con pinta de curruca mosquitera alargada, era un bulbul terrestre Phyllastrephus terrestris, que se entretenía deshaciéndonos el tejado de la cabaña junto con el resto de su cuadrilla. Esto de las fotos me está empezando a gustar... y a la vez, no: me siento un poco traidor, yo que era más bien de la cuerda de los que decían que "por intentar sacar una buena foto, dejáis realmente de observar al bicho"...
... aunque cierto es que, sin los aumentos de la cámara (y sin esta imagen, vaya), este bicho se hubiese quedado sin identificar como un juvenil de azor tachiro Accipiter tachiro. Aprovecho de paso para comentar que, al menos por comparación con lo que cuenta la gente en crónicas de visitas naturalísticas al Kruger que he leído, me pareció que había muy pocas aves rapaces; y no solo porque faltasen los milanos y águilas que deberían llegar aquí numerosos desde el hemisferio norte a no mucho tardar, sino porque no vi muchas de las especies "comunes". Bueno, a ver cuando volvamos dentro de unos meses, si están los bichos más activos, liados con la reproducción y eso...
La inmensa mayoría de las aves no eran nuevas para mí solo por su aspecto, sino también por sus voces; y tan trabajoso fue ligar imágenes con nombres, como lo fue hacerlo con los sonidos. Aunque he de reconocer que di prioridad a los ojos, y que no me atreví a tacharme nada de oído. Por eso me alegré bastante cuando, a base de perseverancia, conseguí identificar los sonidos más característicos del campamento con las aves que los emitían, ya fuesen los gárrulos barbudos que os enseñaba ayer, ya el curioso canto de este gladiador cabecigrís Malaconotus blanchoti, al que apenas sí pude ver entre el ramaje.
Por suerte, tras encadenar varias decepciones siempre acababa apareciendo alguna especie que salvase la sesión: algún bicho medianamente grande, bonito y tranquilo, que además se dejase retratar bien, como este alción cabecipardo Halcyon albiventris, una de tantas especies (la mayoría, de hecho) de martines-pescadores que, por raro que nos parezca a los europeos, no pesca, sino que caza: que vive en medios arbolados, capturando grandes invertebrados, lagartos o ratones.
Aves en los árboles y aves en el suelo también, recorriendo arriba y abajo la autopista del río seco. Este francolín de Natal Pternistis natalensis tan bonito venía acompañado de una recua de pollos a medio crecer, que atravesaron el claro entre los carrizos en menos de un suspiro.
Y nada, cierro ya con esta foto de un alzacola dorsirrojo Cercotrichas leucophrys cantando al sol poniente; pariente cercano del alzacola rojizo, la especie menos rara de "no-rareza" que me queda por ver en España,y que por consiguiente más ganas tengo de ver. Ya veremos cuánto tarda en llegar...