Con todo lo malo y desagradable que pueda llegar a ser venir a trabajar en invierno, pelado de frío, llegando de noche a la facultad y saliendo de ella también de noche, sin llegar a disfrutar entremedias del tiempo alciónico de fuera; siempre se le puede encontrar la parte bonita, que es la de estar despierto a tiempo de ver amanecer. A tiempo de ver cómo la Erigenia tiñe todo de color azafrán, petirrojos incluidos. Por su color, y por ser los que con mayor ahínco celebran la llegada de un nuevo día de invierno, bien se merecían que les dedicase mi artículo de este mes en EMNMM. Espero que os guste.
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