Además de patear un poco monte arriba y abajo por el Botánico, como os contaba ayer, el domingo también pateamos un rato a la orilla del pequeño embalse del jardín, que mucha agua no tenía...
"Pateamos" en sentido literal, quiero decir: nos pusimos a ver aves acuáticas. Había un grupo bastante majo de suiririríes cariblancos Dendrocygna viduata, una especie propia de las zonas tropicales de América y África relativamente común en los estanques de patos de los parques, pero que me tachaba yo en libertad. Muchas de las aves acuáticas en medios tropicales se desplazan mucho, pero no realizando migraciones regulares norte-sur como las de latitudes templadas, sino de forma un tanto errática, nomádica, buscando zonas donde haya agua abundante donde alimentarse y poder criar, de forma un tanto independiente de los meses del año. El nombre de suiriríes de estos patos es onomatopéyico.
Un cormorán pigmeo africano Microcarbo africanus, adormilado al sol. La cara pelada y rojiza que se les pone en verano más parece de tiñoso que de adorno nupcial, la verdad...
Y una focha moruna Fulica cristata en su gran nido de vegetación semiflotante. Otras parejas se movían por la orilla ya con sus pollos, y otras estaban peleándose para establecer un territorio donde empezar a criar: descontrol tropical, lo que os decía.
Y entre tanta ave acuática, los había que solo bajaban a beber, como este zorzal del Karoo Turdus smithi, que no puede negar sus afinidades mirloides. La verdad es que me gustan mucho todos los pájaros del género Turdus, los zorzales y mirlos. Morfológicamente me parecen todos idénticos, cortados por el mismo patrón; pero luego van cambiando los colores de picos, patas y plumas, y normalmente no de forma gradual, sino a base de manchas, de marcas bien definidas, hasta sumar ¿82 especies, creo que son? Para mí son una especie de "Señor Patata" de las aves, mucho más que otros tantos géneros con especies muy parecidas, pero done la variación entre las mismas yo la veo más gradual.
A beber fuimos nosotros también, hartos de tanto sol, y nos encontramos con que el restaurante del Botánico resulta que organiza comidas de buffet los domingos que parecen ser muy populares entre la sociedad (blanca...) de Bloemfontein; suerte que nos hicimos con la última mesa.
Brujuleando en torno a las mesas y a los parterres recién escardados había unos cuantos obispos rojos Euplectes orix, los que os dije que me había tachado el domingo pasado. Y pude sacarles algunas fotos, pero solo a las hembras, me temo; ya caerán los machos algún día de estos... seguramente cuando ya se les haya pasado el arroz y luzcan de nuevo como las hembras, ese es mi sino...
Y termino ya con otros qe, en este desbarajuste reproductor meridional, estaban ya atendiendo a sus pollos (el de arriba, más chocolate que negro): unos alcaudones fiscales Lanius collaris, de los que ya os he enseñado aquí también. Ea, y el próximo campo ya a la vuelta de la esquina, y en un jardín algo más grande...
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