domingo, 29 de mayo de 2016

A vueltas con las huelgas

Esta semana que hoy termina, martes y jueves, como suele ser costumbre, volvimos a tener huelga contra la nueva Ley de Trabajo, la que uso en peligro mi viaje la semana pasada. Como de costumbre también y como ya os contaba además, cada semana parece que se nota menos, y pasamos de que el tranvía pase cada unos insufribles 20 minutos (insufribles por la de gente que se agolpa dentro, me refiero) a que circule apenas con una frecuencia dos o tres minutos mayor a la de un día normal. Pero esta semana, la lucha ha iniciado una nueva fase, mas preocupante... Supongo que en España lo único que veis en los periódicos son los disturbios que hay durante las manifestaciones en París y otras grandes ciudades, que a fin de cuentas es lo que "vende", así que os cuento cómo lo veo yo: el alcance real de la reforma sobre la situación en Francia hasta la fecha no me lo preguntéis, que lo desconozco, y no puedo valorar si supone un avance o un retroceso, o si impone sacrificios asumibles o inasumibles. Lo que sé es que esta ley pretendía ser el proyecto estrella del gobierno socialista de Hollande, al que le queda un año de mandato antes de las elecciones. Hollande es desde hace tiempo el presidente menos valorado de la historia del país, y llevamos ya meses en un clima claramente (pre)electoral, donde los candidatos que pretenden presentarse en 2017 surgen como setas, tanto en la oposición como entre sus propios ministros. De ahí que la política actual, por lo que veo en las noticias, es de continua oposición a todo lo que se propone desde el gobierno, y en concreto con motivo de esta ley, que ha conseguido no gustar a nadie: tanto desde la izquierda (buena parte de los parlamentarios socialistas incluidos) como desde la extrema derecha se ve directamente como una traición al obrero francés, y desde la derecha moderada como una serie de medidas descoordinadas y sin sentido que hacen que sea mejor no tocar lo que ya hay. Entremedias, el gobierno se ha enrocado en que quiere sacar esa ley cueste lo que cueste, y ya que a pesar de haber reformado ya mil veces el texto original sigue careciendo del apoyo parlamentario necesario, pretende aprobarla directamente, sin votación (no sé en qué consiste exactamente ese proceso legal extraordinario aquí). Y los sindicatos, en vista de que las huelgas "generales" lo son cada vez menos, han decidido centrarse en objetivos estratégicos que consigan paralizar el país: en concreto, y a mayores de seguir paralizando los transportes públicos, se dedican ahora a frenar la actividad de las centrales nucleares (que son la principal fuente de energía eléctrica en Francia) y la de las refinerías, dejando al país sin carburante. Reservas de carburante en realidad sí que parece haber todavía, pero la gente, nerviosa, se está dedicando a dejar secas desde primera hora de cada día buena parte de las gasolineras del país, iniciando una reacción en cadena que al final afecta a todo el entramado social. Y yo, de espectador y sufriéndolo, de momento poquito...

La verdad es que no termino de entender las huelgas generales; o mejor dicho, no me acaban de parecer bien. Entiendo que los trabajadores de la empresa X quieran forzar la mano con una huelga: si le sale bien, bien por ellos; y si le sale mal y nada cambia o la empresa acaba cerrando, pues a apechugar. Pero no entiendo que se pretenda cambiar una ley con huelgas generales; dentro de una democracia "normal", me refiero. Sé que por regla general vivimos en democracias bastante poco directas, pero se supone que el gobierno que impulsa una ley lo hace amparado en una mayoría de votos, por lo que según lo entiendo yo una huelga en contra lo que intenta es imponer lo que una minoría no ha ganado en las urnas. Además de que el perjuicio económico les acaba tocando a todos: el secretario general de la CGT francesa, el principal sindicato del país, salía en el telediario contento porque las medidas contra refinerías y centrales nucleares iban a afectar directamente a la economía francesa y así obligar al gobierno a reaccionar. Y no sé vosotros, pero yo entiendo que cuanto peor vaya la economía de un país, precisamente peor irán las cosas para los que tienen que trabajar en él... Entiendo por lo demás que alguien pueda ganar las elecciones diciendo que hará una cosa, y que al final acabe haciendo otra distinta y cabreando a todo el mundo, pero sigo sin ver que una huelga que siempre va a ser mala para todos sea la forma de arreglar el asunto. ¡Qué miedo tienen siempre los que mandan a convocar referendos cuando alguna ley claramente provoca malestar social...! En fin, se admiten y agradecen comentarios.

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