viernes, 10 de junio de 2016

Por qué no voy a votar a Ciudadanos

- 10 de junio: ya estamos de nuevo en campaña electoral; ¿lo echabais de menos, o no habéis llegado a daros cuenta de que haya cambiado algo desde hace meses? Puede que, a los cuatro gatos que aún seguís leyendo esto, os haya sorprendido algo el título de esta entrada, ya que en mis casi diez años de bloguero no me he prodigado especialmente hablando de política, pero una vez al año no hace daño... 
- Mejor empiezo tal vez explicando por qué  voté a Ciudadanos en diciembre. Empiezo con una pregunta: los que me conocéis medianamente y no de pasada, ¿qué creéis que voto de forma habitual? Lo poco que hablo de política en el blog es un reflejo incluso distorsionado de lo prácticamente nada que hablo de este tema en persona, por pudor o por lo que sea, pudor que pierdo un poco cuando en vez de una cara sólo tengo delante un teclado, así que no es que vaya por ahí declarándolo abiertamente... de todas maneras, como me veis católico y relativamente modosito, no me extrañaría nada que dijeseis "al PP". A fin de cuentas, en nuestro país el ideario conservador con el que mentalmente se asocian las convicciones religiosas, si además son no nacionalistas no parecen tener otra opción disponible... o una opción realista al menos, que no suponga por obra y gracia de D'Hondt tirar los votos a la basura. Esa suerte que tienen en el PP: que se han podido colgar la etiqueta que les conviene de "democristiano" como si dijéramos por aclamación popular, sin que hayan pasado la vergüenza de tener que definirse como tales (el PP no funciona por ideales, sino por dejadez y complejos: en lo económico manda Europa y punto, y en lo moral, cuando alguna de sus políticas parece tener en la calle más detractores que defensores, pues por vergüenza la cambian y santas pascuas, y dan un paso más hacia la integración como PPSOE). 
- Volviendo a la pregunta en cualquier caso, os diré que os equivocáis desde hace 12 años: el 14 de marzo de 2004, las elecciones tras el desgraciado 11-M, es la última vez que voté pensando en que "pero claro, ¿y a quién voy a votar si no...?". En 2004, y a medida que la Universidad y los (aún pocos) años me iban quitando el pelo de la dehesa, es la última vez que voté a un partido que se ha transformado en un esperpento: los humoristas no caricaturizan al PP, lo describen. ¿Y qué he votado desde entonces? Pues otra cosa que descubrí en Santiago: Solidaridad y Autogestión Internacionalista. No estoy de acuerdo con todos los detalles de su ideario (supongo que me habría afiliado, si no), y si mañana descubro una opción que me guste más, me cambio (me interesa más la fidelidad a las ideas que a las siglas); pero a día de hoy son los que mejor me podrían representar... si en España el voto de cada persona tuviese el mismo peso, y no se asustaran muchos, y dejasen de votar lo bueno por votar lo "útil".
- Y es por eso por lo que en diciembre voté a Ciudadanos: porque había que aprovechar el tirón de "los emergentes" y sus promesas de romper radicalmente con lo viejo, ayudarles todo lo posible para que tuviesen el peso suficiente como para cambiar la ley electoral, y entonces ya poder volver a votar a gusto. ¿Por qué Ciudadanos y no Podemos? Bueno, ideológicamente me atrae más el concepto de "cambio sensato" que el de "asaltar el cielo", y a mayores me gustaban cosas concretas como echar el cierre al Senado y a las Diputaciones.
- ¿Y qué ha pasado de diciembre a junio, para que ahora haya decidido no votarles? Pues lo principal, y aquí voy a romperos un poco la cintura con la respuesta, que me he venido a Francia, y que el desencanto acumulado a lo largo de estos meses hace que haya pasado de gastar un día de trabajo y el dinero que me habrían supuesto ir a Lyon al consulado a solicitar votar por correo. ¿Y si aún siguiera viviendo en Madrid...? Pues no sé qué habría, pero desde luego me costaría bastante más decidirme, ahora que con joyas como los abrazos a los refugiados y el odioso vídeo "de la coletilla" están haciendo como el PP, identificándose con su caricatura... pero oye, a fin de cuentas, es un dilema que no voy a tener. Y no os envidio la ganancia.

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