O, mejor dicho, estoy mayor; que el título de la entrada admite una interpretación positiva, y eso es lo contrario de lo que pretendo... Esta semana me he puesto a trabajar en el laboratorio; de entrada cuando vine a Dijon no estaba previsto, pero al final el contrato del técnico terminó antes de que se hubieran mirado los parásitos de todas las especies, y me toca ahora a mí completar los resultados. Y he recordado lo que ya había notado en Madrid antes de empezar aquí: que las gafas de lejos ya no me dejan enfocar de cerca, y que para montar PCR's tengo que estar poniéndomelas y quitándomelas a cada rato. Y acabaré por ponerles un cordelillo, ya veréis, y ya de ahí cuesta abajo sin frenos... Noto también el paso del tiempo en mil cosas físicas más, pero lo que más me fastidia posiblemente sea que me cuesta más dormirme, y menos desvelarme, una vez dormido y despertado por algún sobresalto. O porque los análisis de laboratorio no terminan de salir, que está siendo la cruz de esta semana de horas interminables entre pipetas... con y sin gafas.
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