martes, 1 de enero de 2019

Balance listero de 2018

¡Feliz año nuevo! Estrenamos uno más y, a lo tonto a lo tonto, ya casi llevamos dos décadas de siglo, aunque a mí lo de "S. XXI" siga sonándome a "el futuro"... Gracias por seguir pasando por aquí, a pesar de que haya batido e 2018 un nuevo récord de caída en número y calidad de las entradas. Pero ya sabéis: esto no es más que un diario que habéis encontrado en un cajón (virtual), y los diarios salen al dueño...
Igual que hay Gordos madrugadores y remolones, mis primeros pájaros del año pueden hacerse esperar más o menos: la lavandera del año pasado tardó en salir, y en cambio la gaviota patiamarilla de este me dio un susto, pues pasó pegada a la ventana nada más subir yo la persiana... bien, buen comienzo ha sido, que ya sabéis que me gustan las gaviotas. A este 2018 de viajes tricontinentales se le aplica buena parte de lo que escribía en la crónica de hace un año, pues no en vano más de la mitad del mismo siguió trascurriendo en Sudáfrica. Sin embargo, y como pudisteis comprobar en las entradas del mes que eché allá, disfruté mucho más de los pájaros y demás fauna que me taché en Israel que del buen montón de bichos nuevos que vi este año en Sudáfrica, y sabéis por qué: al ser menos, el disfrute se paladea mejor; y al ser muchas de ellas especies conocidas desde pequeño, las ganas de verlas eran mayores. Con todo, ni en África ni en Asia hice una lista mesurable, y en resumidas cuentas no sé cuántos bichos me he tachado este año... Ya que seguramente en 2019 me mueva mucho menos, espero poder dentro de un año (se chegamos alá) daros cifras concretas. Cifras que sean mayores de cero, vaya; en concreto tengo muchas ganas de ver las dos especies reproductoras en la Península que aún me faltan: el alzacola rojizo y el gorrión alpino. Y tengo ganas de hacerlo, en general, sin agobios, y disfrutando otra vez de los ratos de campo. ¡Que sean muchos, y que vosotros los veáis!

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