jueves, 17 de agosto de 2017

Algo de pelo (PNK, XII)

Tengo fotos de pájaros con las que aburriros durante días, pero voy a ser bueno y cambiar un poco de tercio. La zona del campamento no se quedaba manca en lo que a observaciones de mamíferos se refiere: ver no vimos depredadores más allá de las hienas, pero ya os dije que por el río adelante trasegaban día sí día también búfalos y elefantes, y solo con echar la vista fuera de la verja raro era no ver también algún antílope; como estos impalas Aepyceros melampus, que en el colindante poblado de trabajadores del Parque se paseaban directamente por los jardines.

Un macho de niala Tragelaphus angasii: un mucho muy llamativo, muy oscuro y absurdamente peludo para estándares tropicales. Los Tragelaphus spp., como este, como los kudus que ya he mencionado en otras entradas, son un género bastante diverso de antílopes subsaharianos, todos muy bonitos, los machos con los cuernos ene spiral más o menos abierta, ramoneadores como los ciervos, y que oscilan bastante en talla, entre la de un alce y la de un corzo.

Entre los carrizos ramoneaban precisamente de vez en cuando representantes de una de las especies pequeñas: los bushbuck, o antílopes jeroglífico T. scriptus. Este macho adulto no se dejó ver en terreno descubierto...

... pero este otro macho joven sí lo hizo,para que pudiese verlo yo y para que podáis verlo vosotros.

Y basta ya de ovejas, que también se dejaron ver otras cosas: como las mangostas rayadas Mungos mungo. Muchas especies de mangosta tropicales, como esta, como los conocidos suricatos, o como las simpáticas mangostas enanas, que vimos a menudo también asomando de los termiteros donde suelen hacer sus madrigueras; viven formando grupos. Y uno de esta especie aparecía de vez en cuando por delante de casa también, excavando en el lecho seco del Nwaswitshaka, supongo que buscando insectos o ranas que estuviesen a la espera de la estación de lluvias.

Los mamíferos, en todo caso, se dejaban ver también dentro del campamento. De vez en cuando se cuelan antílopes de varias clases (y hace unos meses un elefante), pero los primates lo tienen mucho más sencillo para pasar por encima de la verja. Ya os hablé en otra entrada de la visita de un gálago, y algunas veces son las tropas itinerantes de babuinos las que se meten a destrozarlo todo; pero los más frecuentes, que se ven a diario, son los monos verdes Chlorocebus pygerythrus. Hay que tener bastante cuidado de dejar puertas y ventanas cerradas y aseguradas cuando uno sale de las casas, pues estos malandrines no tienen problema en abrirlas desde fuera para colarse dentro para hurgar a ver qué encuentran; a veces incluso aunque no estén vacías.

A nosotros en todo caso no nos dieron disgustos durante las dos semanas que echamos allí; se les veía bastante desconfiados, y mucho más pendientes de comer de los frutos de las higueras de no sé qué especie que crecían dentro del campamento.

Interés compartido con los turacos crestimorados Gallirex porphyreolophus. Sé que prometí no sacar más aves, pero es que estos bichos eran condenadamente bonitos...

Y acabo esta entrada sobre bichos peludos con el más mono de todos: el ratón pigmeo Mus minutoides, el roedor más pequeño del mundo, que veis en esta foto a tamaño superior al natural; tan enano era... Nos los cruzábamos de vez en cuando por la noche al ir de una casa a otra, dando saltos más que corriendo, y quedándose petrificados si los enfocabas con la linterna. Tengo ganas ya de verlos de nuevo...

2 comentarios:

  1. que majete el ratón y los demás bichos, claro

    bien, ya sólo nos falta una de "escamas" xDD

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