domingo, 7 de enero de 2018

Piet my vrou!

Fin de semana en Bloemfontein, tranquilo, que no aburrido (aunque poco le falte...): la ciudad se nota aún muy vacía, y el campus todavía más; a ver si mañana ya empieza a haber más movimiento...

Me recuerda en todo caso un pajarillo fuera de la ventana que aunque no me pase nada reseñable estos días, no me faltan cosas que contaros, pues estoy pendiente de contaros prácticamente todo acerca de la última vez que fuimos al Kruger. Se me hace bastante apetecible ahora mismo estar de vuelta allí... El pajarete en cuestión es uno de los bulbules encapuchados que tanto abundan por aquí, pero si me ha hecho acordarme del Kruger es porque está haciendo una imitación bastante buena del canto del cuco solitario Cuculus solitarius...

(Que no es que los demás cucos sean especialmente sociables y gregarios, pero bueno). Me taché este bicho con todas las de la ley (ya veis la foto, y los cucos no suelen dejarse ver muy bien) en nuestra última visita al Parque; pero lo que es más importante, aprendí a identificarlo de oídas, que con muchas aves (y aquí, más) es la mejor forma de hacerlo. Como tantos otros cucos, tiene un canto repetitivo y contundente, fácil de memorizar (para mí, y aparentemente también para los bulbules encapuchados). El canto se transcribe, en las guías de aves y en los parvularios locales, con la frase en afrikáans que da título a esta entrada, que significa una cosa tan tonta como "¡Pedro mi marido!". A lo mejor mi vecino bulbul no es que esté imitando al cuco, sino que sabe hablar afrikáans y tiene ganas de decir justamente eso... se lo preguntaré si alguna vez me entero de que también habla español.

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