jueves, 16 de agosto de 2018

En la Sierra, moreno

 Aunque tampoco tan moreno, porque estos días de tanto calor busco más la sombra. Y a Dios gracias, al subir ayer a la Sierra con Raquel el cielo se cubrió pronto de "nubes de evolución" (que dicen los del Tiempo) y no nos pegó tanto el sol...

 Empezamos el día en una zona de la Comunidad a la que tenía bastantes ganas de volver: el entorno del embalse de Pinilla, una de las zonas más frescas de Madrid, y además con unas rocas calizas que, rodeadas por todas partes de materiales ácidos, surgen allí como una isla de vegetación muy particular y de cuevas habitadas antaño; todo eso os lo conté ya hace seis años (madre mía...). Volvimos ayer y la vegetación, como corresponde al mes, estaba muy agostada. Y las excavaciones de los yacimientos de neandertales están ahora mucho más desarrolladas y "museizadas", si queréis visitarlas podéis pedir vez.

 A falta de plantas rupícolas curiosas que enseñaros, os tendréis que contentar con esta lagartija íberooccidental Podarcis guadarramae guadarramae, que presenta el colorido a franjas y sin nada de jaspeado tan característico de las hembras de esta subespecie.

 Buscando el fresco (y los espacios abiertos en que hacerme una nueva foto de perfil de wasap), subimos después de comer en una terraza de Rascafría al lo alto de La Morcuera. Muy calmado todo, con apenas unos buitres negros pasándonos sobre la cabeza a media altura, y varios grupos de pinzones que, como nosotros, habían subido a respirar un poco desde los pinares del fondo de valle.

 También las mariposas acuden en tropel en estas épocas a lo alto de las montañas, y allá donde quedaban algunas flores, como en unas matas de hierba de Santiago que crecían a la vera de la carretera en lo alto del puerto, se arremolinaban buscando un trago de néctar.

 Y al acercarme para intentar (sin éxito) sacarles una foto mejor para intentar luego identificarlas sin éxito (de eso que me he librado), descubrí que las matas estaban además llenas de esas chicharras ápteras que tanto abundan en verano en lo alto de la Sierra. Muchos otros saltamontes había por el camino, por entre los olorosos (a pesar de no tener ya flores) piornos, por entre las rocas y los arroyuelos secos... estaba todo lleno de bichos.

Y este gorrión chillón Petronia petronia, aprovechando la bonanza, acudía de continuo a su nido con el pico lleno de los susodichos bichos. Me hizo gracia verlo: es un pajarete con el que no me cruzo muy a menudo, y que de hecho me tachara aquí ya ni recuerdo cuándo... pero seguro que bien acompañando, como siempre que subo al monte en Madrid. ¡Qué pocas ganas de echarlo otra vez de menos...!

No hay comentarios:

Publicar un comentario