jueves, 1 de noviembre de 2018

El muerto al hoyo...

Días de no-puente sin noticias especialmente relevantes: los telediarios incluyen piezas sobre los cementerios, pero los de la Televisión de Galicia las incluyen, varias, en todos, y las primeras. Podría querer decir algo, o no; no sé, no soy etnógrafo, solo soy de Orense. Salen la señoras a las que entrevistan con el cubo y la bolsa con el cristasol y los trapos en una mano y la escalera en la otra, diciendo que para ellas eso no es cuestión de un día particular, sino hábito rutinario. Sale una señora diciendo que viene de visitar a su hermano, y otro que "a un familiar. Porque chegamos a una idá (sic) que xa tes máis familia e amistades alí que aquí". Esa es también, en cierto modo, la idea de la comunión de los santos.. o eso creo, que tampoco soy teólogo.
Y murió ayer de madrugada, casualidades de la vida, una amiga de mi madre, así que además de cementerios tuvimos tanatorio. Ambiente de llantos y risas, como de costumbre; bueno es, eso de recordar los momentos en que alguien te hace reír. Comentarios velados sobre qué ramo o corona luce más (el precio, y lo que no es el precio, van implícitos). Y me da por pensar en si estaré o no en muchos velatorios de amigos, y en que me gustaría que mis hijos (...) viniesen no por compromiso, sino también por amistad. Y en que me gustaría que nos riésemos también.


Dejamos nosotros también ayer la "segunda residencia" arreglada (tampoco, en este caso, es cosa de una vez al año), y mi sobrina, que ya pasó (bastante jovencita) la fase infantil de miedo a la muerte, se pasea por la trasera de la tapia haciendo un ramo horroroso de restos de flores de plástico de los chinos, maltratadas por el viento y la lluvia, con el color comido por el sol y cubiertas de verdín, que insiste en dejar también frente a la tumba. Una señora del asilo de la aldea le comenta a la cuidadora que la ha subido hasta el cementerio que ella le paga más al seguro "porque o básico solo cubre dúas coronas de flores, e eu quero moitas...". Prol, Cid, Conde, Folgoso, Blanco... el pequeño puñado de apellidos característicos de la zona se reparte entre tumbas y nichos, contando mudos historias que tal vez en su mayor parte ya nadie recuerde... aquí abajo, digo. Ya las recordaremos todos juntos, que prisa no hay, pero pausa tampoco.

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