lunes, 21 de enero de 2019

"¿Quién es?" "Soy yo..."

... el título de esta entrada no continúa con un "¿Que vienes a buscar?", si no con un "¡Abre!"; no voy a hablar de Pimpinela, sino de confianza... En plena lucha entre la mala conciencia por tener el blog abandonado, y la pereza que me da hurgar en la última carpeta que me queda de fotos de Sudáfrica (pues en mi vida madrileña no ha habido nada reseñable últimamente... Eso antes no me impedía bloguear; pero esa es otra historia), se me fue la mente a pensar en lo a gusto que se vive con una actitud, de entrada, de confianza en los demás; a propósito de que acababa de ver esto en APM (el enlace debería llevar directamente a la sección del vídeo que me interesa; minuto 4:13). Está mayormente en catalán, pero se entiende bien la situación, y la idea a la que hago referencia, de confiar en los demás. Sería bastante mentira decir que "esto en Sudáfrica no pasaría", porque allá la mayor parte de la gente vivía en casas, no en pisos; pero me imagino perfectamente a mis amigos de allá viendo este vídeo y alucinando con que la gente abra las puertas de sus casas sin saber a quién... Siempre está la posibilidad de que el que se cuele en el portal sea alguien con malas ideas, pero normalmente no es así: a pesar de los medios amarillistas pretendan sacar tajada convenciéndonos de lo contrario, a grandes rasgos vivimos (aún) en una sociedad tranquila, donde uno puede fiarse de los demás; y ojalá que evolucionemos como sociedad hacia una mayor confianza, y no al contrario. Pero esto no depende de "la sociedad", sino de las decisiones individuales de cada uno, y esto es biología evolutiva también; me hizo gracia darme cuenta, mientras discurría sobre esto... aunque no son cosas que se me hayan ocurrido a mí, sino a gente mucho más lista. La evolución no funciona a nivel de especie, sino de individuo: uno no espera que a "su especie" le vaya bien, sino que quiere tener cuantas más crías mejor, caiga quien caiga. Así, explicar las conductas altruistas, o al revés, por qué no todo el mundo engaña a todo el mundo para su propio beneficio, fue tradicionalmente un quebradero de cabeza para las ideas darwinistas, hasta que la teoría de juegos aplicada a la evolución vino a dar respuesta satisfactoria a muchos de estos dilemas. No voy a extenderme en repetir lo que ya explica muy bien el último enlace, pero resumo con la idea de que las puras matemáticas consiguen explicar que una sociedad (mono- o multiespecífica) puede tolerar un número limitado de mentirosos (sean imitadores batesianos, sneakers o violadores del ascensor) antes de colapsar, y por eso las sociedades que vemos prosperar a nuestro alrededor son aquellas donde el número de aprovechados es limitado, sea entre humanos o en el resto del mundo natural. A efectos prácticos, para nosotros que podemos razonar, y aprender, el mensaje viene a ser el de "para que a todos nos vaya mejor, a tus descendientes incluidos, pórtate bien : no violes... y paga tus impuestos". Si no por moral, por biología...

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