Ya me perdonáis el título de esta entrada, al estilo de Ibáñez... y que sea cortita, y además de un tema casi repetido: pero es que me siguen haciendo mucha gracia los casos de aves que cualquiera desearía tacharse y que uno sabe dónde están sin que nadie las haya visto, gracias a las tecnologías de seguimiento remoto. Recordáis por ejemplo el caso del primer halcón sacre citado en España, o el del águila imperial oriental que captaron las cámaras de un muladar... De otra águila rara quiero hablaros hoy, rara porque desde Lituania donde nació debería haber migrado hacia el SE en vez de hacia el SO, y rara porque además resulta ser un híbrido entre dos águilas, un macho de moteada Clanga clanga y una hembra de pomarina C. pomarina, raras a su vez las dos en España. El bicho en cuestión pasó por media España en sus viajes de ida y vuelta a las zonas de invernada, incluso por el medio y medio de Madrid, sin dejarse ver. Y entremedias le sucedieron un montón de cosas, muy bien relatadas en este otro blog. Con esa entrada os dejo.
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