- ... es como si de repente el servicio de noticias de tu móvil empezase a vibrar alocadamente diciendo "¡¡NOTICIA BOMBA!! ¡¡DESCUBIERTO HUMANO SIN COLA!!" y tú, con la cara torcida, te quedases pensando "¿y entonces yo qué narices soy?"...
Cuando el diablo no tiene que hacer, con el rabo mata moscas... o se ocupa en alguna otra tontería. A veces, cuando pongo el piloto automático y dejo que la cabeza se me vaya trotando un poco alocadamente por ahí, como cuando sueltas en el campo un perro de piso; acabo pensando en si el resto de la gente ve el mundo como yo. Y no me refiero a sus convicciones filosóficas, sino, literalmente, a si lo ven igual: sabemos que en el cerebro de los daltónicos ciertos colores se mezclan y resultan indistinguibles, ok, pero a veces me pregunto yo, ¿lo que yo veo como amarillo, otra persona lo verá azul? Sabiendo los dos identificar perfectamente ese color, sea el que sea, como "amarillo", porque así nos dieron que se llamaba de pequeños ¿Si yo pudiese ver dentro de la cabeza de esa persona mientras imagina una playa, me encontraría tal vez conque, según mis esquemas, su agua es verde, su cielo rojo y su arena morada...?
Esta reflexión es una bobada que no lleva a ninguna parte, pero siguiendo un poco en la misma línea, me maravilló descubrir hace unos días que existe una... "condición" no creo que se le pueda llamar enfermedad) llamada "afantasía", cuyos poseedores no pueden visualizar imágenes en la mente. Ese "perro de piso" que describo al principio de la entrada, que a vosotros os habrá evocado una imagen, en su cabeza se manifiesta sólo como si una voz en off fuese leyendo lo que yo he escrito. El artículo de Facebook que yo leí, del que saqué la cita con que comienza esta entrada, es de una persona que se dio cuenta de que lo de "contar ovejitas" no era una forma de hablar por primera vez a sus 30 años, y que lo contaba con mucha gracia; pero ahora mismo no parece funcionar. Os lo dejo enlazado en todo caso, por si las moscas, y a mayores otro más, para mayor seguridad.
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