El profesor mayor de mi grupo es el responsable de una serie de cajas nido (de las buenas, de cemento-madera) que se ven en los jardines de Dijon, un poco por toda la ciudad, donde crían carboneros y herrerillos comunes. Le pregunté si no había también gorriones molineros, que es con enorme diferencia el principal ocupante de las cajas cutrecillas que regala(ba?) el Ministerio en Ciudad Universitaria, de las que ya os he hablado muchas veces. Me dijo que no, que ése era un bicho que dentro de Dijon ciudad no se veía (de lo que doy fe), y a partir de ahí se me fue un poco la cabeza a otra parte, y me puse a pensar en si por el mundo adelante, al menos en los países con mayor nivel de vida, la gente también se dedicaría a poner cajas nido en sus jardines, y de ser así, qué entraría en ellas... En realidad la respuesta sí la sabía, al menos a medias: sabía que en Norteamérica es un fenómeno tan común como aquí. Y que tienen sus propias especies de carboneros, como nosotros aquí, pero además alguna curiosidad añadida: una son los azulejos, unos pequeños túrdidos del género Sialia semejantes a un colirrojo y grandes amantes de las cajas nido. En España es que hay pocos colirrojos reales, pero por Centroeuropa adelante no es tan raro verlos ocupando cajas... lo que sí que no hay en todo el viejo continente es un grupo de ¡golondrinas! americanas que crían en huecos de árboles... o en cajas nido, tan a gusto.
Algunas especies como la golondrina purpúrea apenas sí crían ya en ambientes naturales, de hecho. Muchas de las cajas nido de golondrina tienen además la curiosísima forma que veis en la foto, no por satisfacer algún capricho particular del ave, sino por tradición: aparentemente ya los nativos americanos colocaban en las paredes de sus casas... calabazas vaciadas para que estas aves les hicieran compañía, y con la forma de la calabaza se han quedado las cajas.
Norteamérica, como os decía, la tenía controlada. De China y Japón me ha sido difícil buscar información por motivos idiomáticos evidentes, pero allí también tienen carboneros, y me imagino que escenas como la de este carbonero variable japonés no deben de ser tampoco muy infrecuentes. No encontré nada acerca del uso "de jardín" de estas cajas en Sudamérica o África, sólo referencias a su utilización en programas de conservación de rapaces o loros. Por fin, en las Antípodas me encontré con gente que volvía a poner cajas nido en sus jardines movidos por el altruismo egoísta de tener los bichos cerca de casa. Sin embargo, por exigencias biogeográficas, los principales destinatarios de las mismas no son ya pajarillos, sino... loros. Y mejor aún: ¡marsupiales! Qué curioso me pareció...
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