No solo al otro lado del mundo, sino al otro lado de la puerta: la puerta de cristal que separa el hall principal del Aeropuerto Internacional Bram Fischer de la zona de recogida de maletas. La puerta que separaba a Joaquín, recién llegado, de los que lo habíamos ido a esperar. Fue curioso, lo de invertir papeles tan solo a los dos meses de estar aquí... aunque mi llegada fue algo menos accidentada que la suya, pues Joaquín llegó, pero su maleta decidió quedarse en Johannesburgo. Aunque solo por unas horas, a Dios gracias. Ya ahora, instalados, puestos al día, descansados y levantados, tocará repetir la peregrinación de mostrador en mostrador, intentando arreglar asuntos siquiera la mitad de bien que con mi jefe. A ver qué tal se nos da... al menos, podremos reírnos juntos.
PD. Y otra que también está al otro lado de donde debería estar, supongo que tras migrar hacia el sur en vez de hacia el norte... qué gracia me hizo, leer historias de twitchers en esta parte del mundo. Y qué ilusión, que fuese justamente a propósito de una curruca capirotada... Qué ganas de ser yo el que descubra la cuarta para el país.
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