Espero sepáis disculparme el nuevo parón en las entradas sobre nuestras dos semanas de trabajo de campo, pero era menester hablar de la llegada de Joaquín, claro está... en fin, al lío: ya os he comentado antes que los animales llegan a estar en el Parque muy cerca de la gente, pero que eso no implica necesariamente que se dejen ver bien... para muestra, la foto de arriba. O esta que sigue:
Esta misma leona, recostada en la hierba junto con sus leoncitos (fuera de foco), sale también si os fijáis en la primera imagen que he puesto, pero ¡olé! para el primero que la descubrió. Ver leones cuando alguien ya los está viendo es mucho más fácil, claro; y son famosos en la zona los "lion jam": los atascos que se forman cuando estos felinos se dejan ver cerca de la carretera...
... o cuando directamente te los encuentras caminando por ella, cosa que no es nada rara a primera hora de la mañana, como pudimos comprobar varios días al salir casi de madrugada a hacer los censos de picabueyes de Mariska.
Mariska, a la que veis aquí retratada de forma accidental en el espejo retrovisor cuando intenté sacar una foto decente del último de una recua de rinocerontes blancos que también se nos cruzó en la carretera. Y es una lástima, pues aunque vimos muchos rinocerontes (incluyendo un único rinoceronte negro nada más entrar al Parque el primer día) esta es la única foto que tengo de ellos... vivos...
Pues de sus restos me temo que también tengo unos cuantos: el azote del furtivismo sigue siendo una constante en Sudáfrica, y aunque en el Kruger los rinocerontes están muy vigilados, siguen cayendo varias decenas al año solo en el Parque. Se hace al menos una necropsia de sus cuerpos luego cuando se encuentran, por aprovechar los datos no buscados, y tras la autopsia los restos se acumulan en algunos muladares para que los buitres y las hienas se aprovechen de ellos. No se ve muy bien en la foto me temo, pero en este cráneo grande como mi brazo se ven las marcas de los hachazos que despojaron al bicho de sus dos cuernos, más valiosos al peso que el oro.
Los cuernos de los búfalos cafres no valen tanto, por no decir "nada", por suerte para ellos, y los rebaños de estos animales abundan en el Parque. Y por suerte para nosotros, durante la estación seca se concentran cerca de los ríos que aún llevan agua, donde pasan el día moviéndose por los carrizales, de forma que no nos los encontramos al ir a colocar las cámaras trampa.
Por suerte para nosotros también, uno de los primeros días este leopardo decidió quedarse tan tranquilo al borde de la carretera cuando paramos a su lado, con el sol ya en retirada. Vimos varias veces más estos gatos tan bonitos, pero ninguna tan bien: todas observaciones fugaces, de bichos precavidos que iban a lo suyo, como suele ser lo habitual con esta especie.
Y cierro con esta foto de elefante, que me gusta especialmente, esta entrada en la que he hecho mención de "los cinco grandes": las cinco especies que los turistas occidentales desean ver por encima de todo, y que nosotros llegamos a ver en un solo día más de una vez. Sin que me importase mucho, la verdad, que como podéis imaginar yo estaba más atento a la pluma que al pelo, por mucho que los de mi coche se desesperasen al ver que, teniendo un león a un lado, yo sacaba fotos de las tórtolas por el otro. A ver si a partir de la próxima entrada ya empiezo a sacar bichos que molen...
"Bichos que molen"... xD eres una especie de ser! preciosas fotos :3
ResponderEliminar¬¬ Sois todos igual de sentenciosos, Mother of Bregos
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