sábado, 30 de septiembre de 2017

Yo también me lo sabía...

¡Hasta Sudáfrica!, llegan hora sí, hora también, noticias, vídeos, cadenas de mensajes y memes sobre el tema estrella: Cataluña. Todos muy tristes, incluso los graciosos. Tristes, pues maldita la necesidad que hay de hacer que la gente se pelee. Tristes porque, teniendo la clase política que tenemos, lo único que estamos viendo es pelearse a garrotazos a dos pastores a propósito de la porción del rebaño que seguir ordeñando. Y las ovejas, en vez de aprovechar el despiste para mandarlos a paseo, les ayudan mordiéndose entre ellas. Mordiendo cada vez con más saña; pero claro, los que podían apaciguar los ánimos llevan años apagando fuego con gasolina, y veremos dónde acaba ahora todo...
Soy un orensano. Criado allí, y rematado luego en Madrid; y en el campo de buena parte de la Península, que con el tiempo he ido aprendiendo a leer, y cuyo conocimiento cada vez más detallado ha abierto la puerta al amor. Soy... "así": 35 años de lo que os acabo de describir me han ido cincelando, y ni puedo ni quiero negarlo, y ni puedo ni quiero cambiarlo. Pero entre eso, y abrazarme con pasión a una bandera, sea gallega o española, hay un abismo muy grande (e invisible para algunos, pero eso es otro cantar) que no tengo el menos interés en cruzar. Mi mentalidad, la mentalidad del que entiende que proteger en el país A al ave migratoria que se caza en el país B es una idiotez (por llevar el agua a mi molino), es profundamente antinacionalista internacionalista. Nos sobran los "antis", y andamos en cambio faltos de gente que sepa entender al de enfrente y explicarle por qué se equivoca (invisible para algunos también: las opiniones pueden ser todas respetables, pero ni de lejos son todas válidas). Nos ha faltado quien supiese y quisiese reconducir el embrollo catalán desde el principio, pero estando ahora como estamos, yo soy partidario de que se vote. De que se vote con todas las garantías, no como mañana; al menos para dejar a la gente que hable por sí misma, y no a través de la boca de sus representantes (je). Y de seguir trabajando codo con codo desde el día siguiente, con los catalanes independizados o no (que poco debería importar), porque los problemas que de verdad debieran preocuparnos son comunes y se extienden mucho más allá del Ebro y los Pirineos.
Partidario de dejarnos de tonterías y de atender a lo que de verdad importa, en vez de a pelearnos. Considero mi postura mucho más válida que la de los acosan a la Guardia Civil en Cataluña, y que la de los pobres diablos que esta tarde cantaban el Cara al Sol en Cibeles. Pues eso... me ha helado la sangre. Porque me hizo recordar que hubo un tiempo en que yo andaba desnortado, y confundiendo el tocino con la velocidad, también lo veía todo como una lucha de azules contra rojos. Hubo un tiempo en que yo también me sabía el Cara al Sol, y en que escribía cosas que prefiero no recordar en el capítulo de Lorca de mi libro de Literatura Española. Hubo un tiempo en que, como por otra parte es habitual en este país, confundía religión y política, y evidentemente si yo era católico tenía que estar de parte de quien tenía que estar. Qué idiota fui, qué equivocado estaba, y qué suerte tuve de darme cuenta pronto de que todas esas ideologías de adoración al partido y a la bandera son esencialmente anticristianas, por mucho que los que las defiendan puedan ser de Misa diaria. Qué suerte tuve de aprender pronto que al cristiano lo que le toca es "no juzgar a los demás, no ofender ni siquiera con la duda, y ahogar el mal en abundancia de bien". Qué ansia, de que se les caiga la venda de los ojos a esos de Cibeles. Y a los de Diagonal, y a los del ISIS...

Con Dios y República.

jueves, 28 de septiembre de 2017

Será por opciones...

Hace pocos días, un sonido familiar me hizo mirar al cielo. Y, como no vi nada, supe que estaba en lo cierto: eran abejarucos europeos, las Doña Rogelia del aire. Me hicieron pensar los abejarucos en lo lejos que me pilla ahora todo, y eso me hizo vencer la pereza de entrar en la web que tenemos en la universidad para registrar los contactos para casos de emergencia. Entré, y al tener que escoger la relación que me une a mi posible contacto, me encontré con esta lista más larga que un día sin pan:

 Ex-compañero de piso, todo tipo de hijos legítimos e ilegítimos, bisabuelos/bisnietos... y, sin embargo, ninguna opción de "compañero de trabajo". Con lo fácil que hubiese sido poner sin más un espacio a rellenar...

miércoles, 27 de septiembre de 2017

No es ninguna payasada...

Fuimos el lunes, festivo, ya os dije, a ver el remake de It. Hmmmmm...meh, los sustos me parecieron todos bastante previsibles, de modo que casi ninguno fue tal. Por suerte el cine, como casi todo, aquí es mucho más barato que en España, de modo que casi parece, no que dé menos rabia, sino que se disfruta más, incluso. Me lo decía mi tía: que cuando de pequeños les dejaban ir al cine gratis, por amistad entre el dueño del cine de Ribadavia y mi abuelo, no había película que no le gustase; pero que cuando de mayor volvió una vez por compromiso no le gustó nada...

... pero no era de mi familia de lo que quería hablar, sino del acoso escolar. De un anuncio que nos pusieron antes de la película, que me pareció de lo más ingenioso. Con él os dejo:

martes, 26 de septiembre de 2017

Las gracietas de Gmail...

 Más de uno y de dos os habréis dado cuenta ya de que últimamente, cuando lees un correo en el móvil, algún algoritmo raro de Google te sugiere, en función del texto, una serie de respuestas tipo. Más o menos adecuadas o graciosas, según el contexto... y algunas veces tremendamente erróneas y enfadosas, como estas para un correo de rejection de un artículo:

Encima de perro, apaleado. Lo que hay que aguantar...

lunes, 25 de septiembre de 2017

De aquellos polvos...

Tras un par de semanas de calor por encima de lo habitual, han vuelto hoy a primera hora las nubes y un viento constante y fuerte del oeste, que al caer la tarde se ha llevado el sol por delante, y ha cambiado las nubes de vapor de agua por otras de polvo del Karoo que hacen picar los ojos y que vuelven los mocos negros... bastante poco festivo, el ambiente de este festivo: no hemos tenido trabajo hoy, pues se trasladó el Heritage Day celebrado ayer. Y de hecho, celebrado ayer, pues hoy no queda ni rastro por la calle del colorido de hace unas horas. Esta fiesta conmemoraba originalmente la muerte de Shaka Zulu, el principal caudillo de los zulúes, forjador de un imperio unificado al este del país al mismo tiempo que holandeses e ingleses iban ocupando el oeste. En la Sudáfrica buenrollista post-apartheid, la fiesta se reenfocó como una "celebración de la diversidad de pueblos" del país arcoíris, y ayer en verdad el campus era un caleidoscopio de camisas y túnicas de lo más abigarradas, de mantas sotho plegadas sobre los hombros a pesar del calor, de cabezas con pañuelos, cintas de cuentas y umgheles... ¿y los afrikáner? Pues conmemorando a su manera, con barbacoas. Que parecen ser la tradición menos molesta del 15% del país, aunque no por ello deje de debatirse si las tradiciones blancas tienen más o menos encaje... como dejaba bastante claro un artículo que me pasó hace poco Carmen, décadas de polvo dejan ahora lodos bastante engorrosos de limpiar.

viernes, 22 de septiembre de 2017

El patio de mi facultad...

 Mi facultad tiene un pequeño patio ajardinado particular, que cuando llueve, como ayer (apenas cuatro gotas, de verdad, contadas; a ver si llegan ya las lluvias...), se moja como los demás. Es un lugar bastante agradable, donde salir a comer los días que hace bueno, lejos del bullicio de los alumnos pequeños... aunque algún fin de semana me he encontrado a los de máster tomando el sol en él, tumbados en bañador sobre la toalla.

 De todas maneras, sí dejamos que entren los pequeños en él de forma excepcional; como este martes, en que después del espectáculo culebril de la entrada anterior tuvimos sesión de anillamiento, para enseñarles el trabajo que hacemos con las aves. La red de la foto, una de las más inútiles y que peor he colocado en toda mi vida, no cogió nada a lo largo de todo el día, pero por suerte tuvimos un poco más de tino con un par de cepos malla, y los alumnos no se fueron sin ver pluma de cerca.

 Pillamos en concreto un zorzal del Karoo Turdus smithi, la especie de "mirlo" urbano habitual por esta zona del país...

 ... y una cosifa cafre Dessonornis caffer, especie de la que ya os había hablado en el blog. Ahora que la estación de cría ya ha pegado el pistoletazo de salida, me sorprendió bastante escuchar en el campus un montón de "mirlos", que resultaron ser al final estos pequeñajos, que tienen un canto muy similar.

 Y pensaba yo que cogeríamos bastantes bulbules enmascarados Pycnonotus nigricans también, por ser bastante más abundantes que los anteriores, pero estos resultaron ser más espabilados, y no tuvimos el gusto de echarles el guante. Las infracobertoras caudales amarillas (aquí, mejor) le han valido a los tres bulbules sudafricanos más urbanitas (este, y el tricolor y el del Cabo; los tres estrechamente emparentados) el nombre afrikáner de "culo de mantequilla".

 Dejemos el suelo, que más arriba en los árboles también había bastante movimiento. Sobre todo el proveniente de una pequeña colonia de tejedores enmascarados Ploceus velatus, funcionando ya a pleno rendimiento, con nidos aún en construcción y otros ya con pollos.

 Los Ploceus coloniales crían todos más o menos de la misma manera: el macho arranca fibras vegetales frescas y fuertes (como las de las sufridas hojas del ave del paraíso blanca que asoma en la foto de arriba) y las va trenzando con notable habilidad en torno a la horquilla de una ramita, hasta formar la estructura básica del nido. Entonces, ya posado en una rama aneja, ya colgado directamente del mismo cabeza abajo, canta sin descanso para que las hembras se fijen en la casa tan bonita que les ha preparado. Si a la vista de la (mala) calidad del nido ninguna parece interesada, hasta el punto de que con el paso de los días las fibras del nido se secan, el macho lo deshace y empieza a construir otro...

 ... pero si sí consigue conquistar a alguna... tras la cópula, igualmente, se pone a construir el siguiente, desentendiéndose de las labores parentales. Y la madre soltera acabará de construir el nido (comparad la densidad del trenzado entre el nido de esta foto y el anterior), aportando sobre todo el recubrimiento interno; e incubará los huevos y sacará adelante la pollada lo mejor que sepa. Veis la de la foto, por ejemplo, que llega al nido con ceba en el pico.

A esta paloma de Guinea Columba guinea (la más frecuente aquí en la ciudad, más que las domésticas) en cambio aún le quedaba tiempo antes de preocuparse por sus pollos, y entretenía las largas horas de incubación mirando nuestras idas y venidas en torno a la red y los cepos.

 A su vez, una pareja de gorriones comunes habían establecido su hogar en este nido desocupado de golondrina, que os recordará por su forma al de las dáuricas, pero que debía de ser de sus hermanas la cabecirrufa (Cecropis cucullata) o la pechirrufa (C. semirufa). Pena que no fuese ninguna de las dos la que ahora lo ocupaba, ¡ay!

 Y termino ya con un par de fotos de la atracción estrella del jardín estos días, un árbol del coral Erythrina caffra florido, cuyas inflorescencias atraen estos días a multitud de aves sedientas de un trago de néctar. No suimangas, que no he visto aún en esta ciudad, pero sí bulbules, varios estorninos distintos, anteojitos...

... y las abubillas-arbóreas verdes Phoeniculus purpureus, que se pasan el día en estas poco ortodoxas posturas y riñendo entre ellas. Y qué mal me viene, tanto entretenimiento justo al otro lado de la ventana del despacho...

miércoles, 20 de septiembre de 2017

Slangman de nuevo

Trascurridas dos semanas, volvimos a vernos las caras con el "domador de serpientes", para que pudiese verlo en acción la otra mitad de los alumnos de Vertebrados. Pero esta vez no tuvimos que ir hasta Naval Hill, sino que vino él al Campus. Y malamente refugiados del sol a la sombra de un árbol sin hojas, escuchamos de nuevo su discurso sobre la biología y la conservación de los reptiles...

... discurso que fue bastante más largo que la otra vez, la verdad. De modo que cuando nos metimos en harina y salieron las serpientes a pasear, nos pilló con muchas ganas. Se trajo a nuestras dos amigas de la vez anterior, la víbora bufadora y la cobra anillada...

... y a una tercera amiga: una preciosa cobra del Cabo Naja nivea, que completaba con las otras dos la terna de especies peligrosas del Free State. Se trajo también una pitón de roca Python sebae para que la gente la manosease un poquillo y se hiciese fotos con ella.

Y no sé, la verdad: la línea entre la educación ambiental y el circo puede estar a veces bastante borrosa, y yo con este hombre y sus serpientes no acabo de estar a gusto, o de ver que realmente sea beneficioso... esperemos que sí.

Encaramada a un ciprés cercano, esta garza cabecinegra Ardea melanocephala, un ardeido que suele moverse por pastizales y zonas así en general secas, no nos quitaba ojo. Creo que si le hubiésemos dejado participar en el show nos habría hecho una demostración bastante convincente de cómo opina ella que hay que tratar con las serpientes...

lunes, 18 de septiembre de 2017

Serines de sustitución, y clases recicladas

Serín verdecillo. Luis García. Wikipedia
Esta mañana, antes de salir de casa a la Facultad, me dio como un ataque de nostalgia natural, y a punto estuve de quedarme un buen rato hojeando la Mullarney/Svensson: echaba de menos ver algo de fauna europea; y mira que estoy la mar de contento con los pajáros que veo aquí, pero aún así... Me faltaban en concreto esta mañana los pequeños fringílidos: los jilgueros, verderones y verdecillos con que me cruzaba a diario por Ciudad Universitaria.

Derek Keats. Wikipedia
Y en esas estaba cuando, ya por el Campus, me di de bruces con un fulano como el de la foto: un serín amarillo Crithagra flaviventris. Que ya empieza a ser raro: cuatro meses paseando estos mismos jardines casi a diario y encontrar hoy una nueva especie residente (pues las oscuras golonrdinas y otras migradoras primaverales empezarán a llegarnos ahora desde vuestro moribundo verano). Bien es verdad que, pese a ser también residentes, los serines desaparecen en invierno de Ciudad Universitaria; o al menos no se dejan ver, o al menos yo no los veo. Será aquí también así...

Sea como fuere, no es lo único que me ha retrotraído hoy a la Complutense...: resulta que, de la noche a la mañana, mi querido jefe decidió que se iba a ir a un congreso de Parasitología que empieza dentro de nada... en el Kruger (¡*&#*!); y como no es tan santo el pobre como para bilocarse, pues me pidió que diese yo las primeras clases de la asignatura de Ornitología, que ahora comienza.

Y la conexión complutense llega por aquí: ¡a Dios gracias que se nos ocurrió, allá por 2008, organizar a Javi, a Vero y a mí aquel curso de ornitología, cuyas diapositivas tan bien me están viniendo ahora! Traducidas y sobre todo retocadas, claro, que ¡hay que ver lo que me gustaba de aquellas usar fondos de colores en las presentaciones!

sábado, 16 de septiembre de 2017

La olimpiada cientéfica

Mi gurú esperitual
Qué relativo es el tiempo, el jodido de él... muchas veces, si me preguntaseis, os diría que "parece que fue ayer"; pero hoy es uno de esos días en que cuatro años me parecen cuarenta. Mientras que muchos de mis compañeros de promoción del colegio, de la carrera, de la tesis... avanzan con sus vidas y crían a sus hijos (dos nuevos solo en agosto; y luego dicen que no nacen niños), yo bien pronto habré estado en la Universidad casi tantos años como fuera de ella. Y lo que pesa no es eso en sí, sino seguir "de estudiante". Con un ritmo despreocupado que en realidad no cambiaría por nada del mundo, pero con la preocupación de que cada beca que se echa, cada artículo que se envía, sientan como presentarse a un examen; uno mal preparado, además... pero oye, tampoco es que esté tan mal. ¿Que igual me ha pillado hoy el día tonto? Igual. Pero me ha pillado también en Sudáfrica, y eso es una señora victoria, visto lo visto. Así que nada, echaremos otros cuatro meses, otros cuatro años u otros cuarenta, entrenando cada día para cuando lleguen las competiciones de estos Juegos Cientéficos. Que la cencia no se hace sola...

viernes, 15 de septiembre de 2017

El jardín, ladera arriba

Ayer jueves con los alumnos no nos quedamos mucho abajo junto al laguito, que a fin de cuentas habíamos venido a ver zonas áridas. Y ya veis en la foto que, sacando la parte irrigada del jardín (la masa boscosa de abajo), el Free State es más bien árido; tanto más ahora que estamos ya hacia el final de la estación seca, y con unas temperaturas casi diez grados más altas que las medias para esta época.

¿Qué pululaba por aquí arriba? Pues aves más bien pocas, por no decir que apenas ninguna; claro, a quién se le ocurre subir aquí a las dos de la tarde con toda la solana, solo a mi jefe... Me dio la vida al menos para tacharme una prinia pechinegra Prinia flavicans despistada que se puso a tiro de prismáticos, que no de cámara. Entre las matas de hierba seca asomaban aquí y allá las espiguillas florales de algún áloe desconocido para mí y sin su cortejo de suimangas, que lo hubiera hecho mucho más interesante...

Una mata de euforbia lápiz Euphorbia mauritanica, que me recordó un poco a sus primas las tabaibas canarias. El arbusto del fondo, por cierto, es un acebuche; que a mayores de en la cuenca mediterránea se los encuentra uno un poco por todas las regiones medio secas de África.

 Un bicho, por fin, compensando con su abigarrado aspecto la ausencia general de fauna: un saltamontes espumador Dictyophorus spumans, grande como una langosta, áptero y rematadamente torpe. Pero tampoco necesitas ser un atleta consumado si eres tan tóxico como él; el colorido que se gasta no deja lugar a dudas. Se pasan estos saltamontes la vida comiendo plantas venenosas, cuyo veneno aprovechan luego en beneficio propio, segregándolo a modo de espuma cuando alguien, algún daltónico supongo, les toca las antenas...

 Uno de los pocos arbolillos que no tengo problema en identificar aquí, por lo peculiar que es, un (y traduzco el nombre inglés) "árbol repollo de montaña" Cussonia paniculata, de la familia de las hiedras, con unas hojas como palmeadas y de borde serrado muy grandes y distintivas, de tono gris azulado.

 En otro árbol repollo de estos descubrí un pájaro carpintero que se lo estaba pasando pipa a base de dejarlo como un colador. A pesar de que no conseguí hacerle ninguna foto decente, me fui para casa la mar de ilusionado, con la esperanza de que (como os dije ayer) al tirar de fotos y guía resultase ser algo nuevo. Pero para mí gran decepción era "solo" un pito cardenal Dendropicos fuscescens: uno de los pájaros carpinteros más extendidos por toda África subsahariana, y que de hecho me había tachado ya en el Kruger. Para colmo de males, y también para tranquilidad mía futura cuando vea un pájaro carpintero en peores condiciones, resulta ser además la única especie que se encuentra en esta bendita ciudad.

Esta ciudad que, por su situación céntrica, ha sido siempre una joya muy deseada, y no solo para hacer postdocs: a lo largo de buena parte de la ladera corría un muro de piedras bastante pesadas de dolerita; un parapeto militar recuerdo de la segunda guerra anglo-bóer, que terminó con victoria para los ingleses y posterior incorporación de toda Sudáfrica al Imperio (aunque no por mucho tiempo). Tras tomar la ciudad sin mucho esfuerzo en 1900, los simpáticos británicos (iba a escribir "ingleses", pero luego me acordé) establecieron en ella un campo de concentración de mujeres y niños africáners de donde salieron pocos con vida. Empezaba ya bien la historia del país...

jueves, 14 de septiembre de 2017

El jardín, ladera abajo

"Pero ¿y eso es un jardín botánico?" Esta frase, acompañada de todo tipo de descalificativos, ha sido la tónica habitual entre los que habéis visto por wasap esta imagen de una panorámica del Jardín Botánico del Free State, donde llevamos esta tarde a los alumnos de Zonas Áridas para que remoloneasen un poco entre los arbustos...

 ¿Os parece ya mejor así, con parterres, sombra y cartelitos? Trajimos a los alumnos aquí precisamente porque el recinto alberga varias masas bien conservadas del matorral de transición entre el Karoo y el Highveld, la vegetación típica de la zona de Bloemfontein; pero a mayores también tiene lo que la gente espera de un jardín botánico.

 Y por tener tiene hasta un pequeño laguito, al que le tenía yo bastantes ganas, para ver si conseguía tacharme algún ave acuática. Pero el laguito estaba ahora, al final de la estación seca, pues prácticamente vacío, y apenas sí se veían más que unas cuantas fochas morunas y zampullines comunes, que son ambos los mismos que tenemos en España (aunque las fochas morunas, que son la focha estándar del África subsahariana, estén amenazadísimas de extinción en España).

 Sorprendí en una rama al borde del agua, y fotografié bastante mal, a este juvenil de cormorán africano Microcarbo africanus, pequeño como un pato, y con el pico muy corto. Aunque a estos ya los había visto en el lago artificial del centro comercial grande de la ciudad...

 ... igual que también había visto correteando por el campus (aunque no muchas, cierto es), a las lavanderas del Cabo Motacilla capensis, que correteaban aquí a su vez por el borde limoso del agua, con su pinta a medio camino entre lavandera blanca y cascadeña.

 ¡Por fin!, de algún escondrijo entre las espadañas donde no se les veía al llegar nosotros, salieron nadando estos ánades picolimón Anas undulata tan bonitos, los primeros patos distintos del ganso del Nilo que veo en este país (los gansos del Nilo en cambio uno se los encuentra un poco por cualquier herbazal, aunque no haya agua a la vista). Aunque estos dos nadaban con actitudes parejiles, como la inmensa mayoría de los patos tropicales que me vienen a la cabeza ahora mismo estos no muestran dimorfismo sexual... ¿por qué será eso? A ver si investigo algo... 

Y acabo ya con una foto que no os dirá nada, pero que a mí me sirvió de mucho, en concreto para tacharme un bicho más. Mis fotos de bichos en general no son muy buenas, pero bendigo cada día de campo la cámara que me regalasteis en mi despedida y sus sesenta aumentos, que me sirven mucho para luego repasar detalles en casa y poner nombre a bichos que se me quedarían si no en el tintero. A este por ejemplo lo escuchaba cantar muy bien, pero semioculto entre las ramas y alto en el árbol como estaba, con los prismáticos no se veía nada que me ayudase a ponerle nombre. Es ahora cuando, a la vista del mecho algo estriado, de la garganta moteada de negro y de la cola con los lados blancos (y confirmando que el canto es el que escuché); es ahora digo que puedo decir que me he tachado también el serín gorjinegro Crithagra atrogularis. Y tan contento, con mis dos bichejos nuevos...

miércoles, 13 de septiembre de 2017

Manrique y el Kruger

 Cada vez que enciendo el portátil, mi fondo de pantalla me recuerda lo bien que podría estar en el Kruger en vez de aquí asándome de calor (que hemos pasado del invierno al verano sin tiempo ni de pestañear... y, de hecho, aún estamos en invierno). Allí también me asaría, vaya; pero en el campo viendo bichos, que presta más que en el despacho... Para matar la nostalgia del Parque, al poco de volver me compré cuatro libros; que las cosas, si se hacen, se hacen bien: tres libros de memorias de los inicios del Kruger, y este otro:

101 Kruger Tales es el libro con el que me estoy yendo a dormir desde hace poco, y por menos tiempo aún, pues creo que a mañana no llega... Como dice su tagline, es una recopilación de "historias extraordinarias sucedidas a visitantes ordinarios del Parque", contadas por ellos mismos y simplemente recopiladas por el editor. Como dice el propio libro, el Kruger tiene una cosa especial, que lo distingue de la mayoría de las grandes reservas africanas: al igual que la muerte de las Coplas, el Kruger trata a todos por igual. El acceso está restringido para todo el mundo a las carreteras y un puñado de recorridos que se pueden hacer a pie, y uno puede visitar el Parque en su propio coche viejo y destartalado, sin tener que pagar para que lo paseen a uno de safari. De este modo, ricos y pobres tienen las mismas posibilidades de irse para casa de vacío o con algún recuerdo que les dure toda la vida; es cuestión de suerte. Me ha resultado muy curioso leer una y otra vez, a lo largo de las historias (algunas graciosas, otras terroríficas, otras "sin más" emocionantes), como mucha gente comenta cosas del estilo "llevo viniendo al Parque todos los años, ya desde que mis padres me traían de acampada de crío..."; y me hace gracia pensar en los que ponen los ojos en blanco y chasquean la lengua cuando les digo que voy a Monfragüe "otra vez"... no, si yo entiendo que el tiempo es limitado, y que hay muchos sitios que ver; pero es que hay sitios que son distintos cada vez que uno los pisa, así que también cuenta. Qué ganas tengo de volver... y al Kruger, también.

PD. ¿Cómo diríais "tagline" en español?

lunes, 11 de septiembre de 2017

¿Tierra yerma?

 Tuvimos hace algunas semanas una reunión de mi grupo de investigación, y mi jefe nos dijo que le había llegado una invitación de un "retiro de escritura" (básicamente un fin de semana a gastos pagados por el Ministerio para que la gente a medias se relaje y escriba ciencia de calidad), en Clarens, una zona muy turístico-occidentalizada del NE del Free State. Y cuando ya me relamía pensando en lo mucho que iba a sufrir, y en las aves de la media montaña drakenbergsiana, añadió que "... entonces Antón, si no te importa, ¿das tú las clases que me tocaría dar a mí ese lunes?"
...
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"Sí, claro, sin problemas". A ver, qué voy a decir. Además que sabéis que lo de las clases me mola mucho, pero como me había hecho ilusiones en apenas unas décimas de segundo... Bueno, eso pasó. Y hace una semana fui yo a una clase de mi jefe, para ver cómo las daba, y preparar yo las mías en consecuencia; y me quedé horrorizado. Mi jefe no hacía más que intentar preguntarles cosas, y ellos con cara de susto y alucine, con la misma cara que pondrían si una urraca empezase a hablarles en lenguas extrañas; y callados como muertos. Y mi jefe, bendito él, que no hacía más que preguntarles una y otra y otra vez, con el mismo resultado; y yo en agonía, deseando contestar yo para evitar aquellos silencios continuos que me estaban matando... me quedé algo asustado, la verdad. Pero bueno, llegó hoy, y fui a darles sus dos clases de Adaptaciones a Zonas Áridas, y la verdad es que no fue tan mal. Que me quedé corto, lo único; me sobró mucho tiempo de las dos clases. Pero estuvieron majos. Ya veremos en el examen si se les quedó algo en sus áridas cabecitas...


domingo, 10 de septiembre de 2017

Molimo, Morena...

El primero de mis domingos sudafricanos, que queda ya algo lejos, os dije que en el Campus había celebraciones los domingos de decenas de iglesias distintas, pero que como estábamos en exámenes, y luego vacaciones de invierno, de momento tocaba irse fuera. Pero pasaron unos y otras, y desde la semana en que llegó Joaquín estamos yendo a la Misa del campus. A una hora bastante mala, la verdad: a las dos de la tarde; pero bueno, amarga menos que irse fuera atpc. La Misa, que es directamente en una clase de una de las facultades, la celebra un cura muy negro y muy gordo; y estoy empezando a darme cuenta de que el "estilo telepredicador" es una cosa directamente africana, sin importar la denominación. Se junta una buena recua de estudiantes, como 50-60, que se ríen mucho con los chistes, y que (sin llegar al nivel de las "misas de negros" de la tele) bailan durante las canciones, las muchas (muchas) canciones con que nos ayuda a hacer penitencia regala el coro... canciones en sesotho la gran mayoría, en las que poco a poco he empezado a identificar palabras sueltas, como Molimo (Dios), Morena (Señor) o magodimo (cielo). Nada que ver con ninguna lengua reconocible, la verdad; pero luego uno ve el sesotho escrito y la verdad es que al menos leerlo es muy fácil, porque es una transcripción fonética muy similar al castellano. Igual me animo el curso que viene; sonar desde luego suena mejor que el afrikáans...

Estos del vídeo bailan un poco más que los nuestros. Y además no cantan en sesotho, sino en tswana... pero bueno, como si lo fueseis a notar. Yo al menos no; si no son iguales, por lo que escucho en el vídeo deben de ser bastante similares, rollo español-portugués... Os sirve para que os hagáis una idea del ambiente:

viernes, 8 de septiembre de 2017

Agua para elefantes -africanos-

Un grupo de elefantes en el Kruger, estirando la trompa para beber del agua de un depósito descubierto, que a su vez alimenta un abrevadero adyacente; ya lo habéis visto antes en otra foto, de hecho. ¿Y por qué llevan las criaturas semejante trabajo, pudiendo beber directamente de la charca? Esa es la pregunta que se hizo mi jefe hace algún tiempo, y para contestarla reclutó el año pasado unos cuantos americanos deseosos de hacer prácticas, y pasaron unos cuantos días grabando los elefantes con cámaras trampa y analizando el agua de depósitos y charcas. Y al que esta entrada escribe le toca ahora la parte divertida: hacer los análisis estadísticos.

Y bueno, al menos esta vez la historia sale bastante clarita y no hay que romperse mucho la cabeza para contarla: aunque el agua de los depósitos (puntos negros) llena luego las charcas (blancos), el agua no es ni por asomo la misma; está llena de caca. Normal, por lo demás, cuando mil y un animales se meten en ellas para beber y bañarse. Y los elefantes que pueden, señoritos ellos, prefieren beber del agua limpia, y no del caldo de bacterias...

Hace nada estaba con las historias de sociología (y sigo...), y ayer y hoy he estado metido hasta las trancas en mierda de paquidermo, aunque fuese virtualmente. Ya veis que, otra cosa no, pero los temas de mi postdoc son de lo más variados.

miércoles, 6 de septiembre de 2017

La ética del postdoc

 Discutía hace poco con Joaquín la ética de hacer algo correcto por razones incorrectas (ya ves qué conversaciones más elevadas tenemos); por ejemplo respetar los límites de velocidad para evitar causar accidentes que dañen a alguien... o únicamente por evitar las multas.  Y me acordé de ese diálogo esta mañana, en medio del seminario de un día sobre la regulación de la experimentación con animales en Sudáfrica al que acudí por tener una excusa para no ir a trabajar, por la comida gratis, y para ver si conocía alguna sudafricana de buen ver; no necesariamente por ese orden.

 Y a la vista de lo que nos dieron de comer, no me preguntéis por el resto de mis objetivos...

Me hizo gracia que la Universidad tuviese "agua institucional". Aunque no es agua mineral, sino "prepared water", esto es, agua del grifo. Bueno, que la habrán pasado por ósmosis o algo, pero agua del grifo era. Agua, a fin de cuentas; la estupidez actual con las aguas especiales me hace fruncir el ceño bastante.

Por lo demás, el seminario no fue mal; aunque esperaba del mismo más profundidad en lo tocante a los permisos y demás que tenemos que cumplir para tomar muestras y poder luego trabajar o viajar con ellas. Pero el conferenciante se detenía media hora con cada diapositiva, y por algún motivo le pareció imprescindible que gastásemos la última media hora viendo un documental (que no estaba mal, pero...); y el tiempo dio de sí lo que dio de sí. La verdad me sorprendió descubrir que Sudáfrica tiene una normativa bastante extensa y moderna en lo que respecta a estos temas de ética animal. Normativa de la que aparentemente todo el mundo hacía caso omiso hasta que un día el Ministerio vio la oportunidad de sacar tajada, dio el puñetazo en la mesa y empezó a hacer revisiones a multar y a obligar a que se cumpliesen las normas. ¿O les entró un ataque de mala conciencia? Volvemos a la discusión con que abría esta entrada... si bien el hecho de que la normativa de experimentación animal nacional no sea de libre acceso, sino que haya que pagar para descargársela, da que pensar... aunque, por supuesto, uno no tenga problemas para encontrarla pirateada.

martes, 5 de septiembre de 2017

Naval Hill

 Naval Hill es mucho más que el Planetario. Ante todo es un parque (monte, mas bien) donde la gente viene a pasear, a correr y a sacarse fotos con las jirafas tiñosas que se dejan ver de vez en cuando, apenas sacos de piel y hueso sobre zancos. Y es también un mirador desde el que ver al suroeste tanto la ciudad como todo lo que la reverberación del sol deje ver del Free State (que por plano no será). Su condición de mirador la supieron aprovechar los ingleses durante las guerras anglo-bóers, e instalaron en ella los cañones de barco que acabarían dándole nombre.

 A los pies de la misma, Bloemfontein, que desde arriba no parece tan fea, polvorienta y astrosa como cuando uno la recorre a pie de calle.

 Y contemplando el panorama, una estatua de Mandela inaugurada hace unos pocos años, tras la muerte del carismático político. En Bloemfontein se fundó en 1912 la Asamblea Nacional Africana (ANC), partido clandestino durante todo el periodo del apartheid y partido gobernante por mayoría absoluta desde 1994, a pesar de los cada vez más numerosos casos de corrupción y mala gestión entre sus filas, que puede que empiecen a pasarle factura en las elecciones generales de dentro de un par de años.

 A los pies de la estatua nos habíamos dado cita hoy con los estudiantes de Vertebrados y con la estrella de día, Jann Snakeman, que entre otras cosas es el encargado de la colección de reptiles del zoológico de la ciudad.

 El cometido de Jann era hablar a los alumnos de que las serpientes no son tan malas como se las pinta, ni siquiera las venenosas, y se trajo un par para que sus enseñanzas, explicadas con un estilo de telepredicador muy entretenido, calasen más hondo.


 Las protagonistas fueron esta cobra escupidora anillada Hemachatus haemachatus...


... y una víbora bufadora Bitis arietans, una mala bestia que, con ser gorda como un brazo, era de tamaño bastante modesto para su especie. Aparentemente las dos serpientes son relativamente frecuentes en el entorno de la ciudad, pero creo que los alumnos agradecieron más que las viésemos así en condiciones controladas, que no que hubiésemos salido al campo a buscarlas. Ya veremos si me acabo cruzando yo con alguna...