martes, 5 de septiembre de 2017

Naval Hill

 Naval Hill es mucho más que el Planetario. Ante todo es un parque (monte, mas bien) donde la gente viene a pasear, a correr y a sacarse fotos con las jirafas tiñosas que se dejan ver de vez en cuando, apenas sacos de piel y hueso sobre zancos. Y es también un mirador desde el que ver al suroeste tanto la ciudad como todo lo que la reverberación del sol deje ver del Free State (que por plano no será). Su condición de mirador la supieron aprovechar los ingleses durante las guerras anglo-bóers, e instalaron en ella los cañones de barco que acabarían dándole nombre.

 A los pies de la misma, Bloemfontein, que desde arriba no parece tan fea, polvorienta y astrosa como cuando uno la recorre a pie de calle.

 Y contemplando el panorama, una estatua de Mandela inaugurada hace unos pocos años, tras la muerte del carismático político. En Bloemfontein se fundó en 1912 la Asamblea Nacional Africana (ANC), partido clandestino durante todo el periodo del apartheid y partido gobernante por mayoría absoluta desde 1994, a pesar de los cada vez más numerosos casos de corrupción y mala gestión entre sus filas, que puede que empiecen a pasarle factura en las elecciones generales de dentro de un par de años.

 A los pies de la estatua nos habíamos dado cita hoy con los estudiantes de Vertebrados y con la estrella de día, Jann Snakeman, que entre otras cosas es el encargado de la colección de reptiles del zoológico de la ciudad.

 El cometido de Jann era hablar a los alumnos de que las serpientes no son tan malas como se las pinta, ni siquiera las venenosas, y se trajo un par para que sus enseñanzas, explicadas con un estilo de telepredicador muy entretenido, calasen más hondo.


 Las protagonistas fueron esta cobra escupidora anillada Hemachatus haemachatus...


... y una víbora bufadora Bitis arietans, una mala bestia que, con ser gorda como un brazo, era de tamaño bastante modesto para su especie. Aparentemente las dos serpientes son relativamente frecuentes en el entorno de la ciudad, pero creo que los alumnos agradecieron más que las viésemos así en condiciones controladas, que no que hubiésemos salido al campo a buscarlas. Ya veremos si me acabo cruzando yo con alguna...

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