Esta foto resume, de manera bastante fiable, cómo son la mayoría de mis observaciones de aves en este país: un lejano punto marrón entre las ramas. ¿Os atrevéis a ponerle nombre y apellidos?
¿Y ahora? Bueno, sigue siendo bastante fastidiado, pero con un poco de fe (más o menos la de Indiana Jones en la segunda de las pruebas) me creeréis si os digo que (creo que) es una alondra leonada Calendulauda africanoides. Bueno, leonada es, y un aire un poco a una calandria sí se da, así que ¿por qué no?
El día de mi fiesta sorpresa de despedida, antes de mudarme al norte, me hicisteis un regalo que os había dicho muchas veces que ni quería ni necesitaba: una cámara 'bridge', una de esas que ocultan en un cuerpo de réflex unas tripas de compacta (vamos, el mismo timo que los SUV), compensando al menos la falta de calidad óptica que justifique el precio a base de meter una burrada de aumentos... lo que, para los naturalistas 'prácticos', nos ha supuesto una bendición, así que ya va siendo hora de que me disculpe públicamente por mis reticencias pasadas, y de que os dé de nuevo las gracias.
Con lo de 'naturalista práctico' me refiero al que busca contar con la imagen como una herramienta de identificación, más que como un objeto artístico. Ya veis pues que la calidad de las fotos que os pongo en esta entrada no es muy grande, pero a mí me resulta más que suficiente para, partiendo del desconocimiento previo del ¿90%? de la fauna alada sudafricana, ser capaz de identificar sin demasiados problemas, si la observación es medianamente decente, las especies menos complicadas, como este papamoscas del Marico Bradornis mariquensis.
Pero otras... ¡ay, amigo! Incluso con fotos decentes, son muy difíciles de identificar. Y entra en juego aquí mi segunda posesión más preciada aquí en Sudáfrica, en lo tocante a las identificaciones complicadas de pajarillos: el Chamberlain's LBJ, uno de los mejores libros de pájaros que he visto nunca, escrito e ilustrado por Faansie Peacock, que además, por correo al menos, ha resultado ser un chaval de lo más simpático. No solo es que las ilustraciones estén a años luz de las de cualquier otra guía de aves de la zona, sino que el hombre se ha currado (a costa de terminar con un libro poco "llevable al campo", cierto es) unos textos de descripción de las especies, de sus voces, de sus hábitos y de su historia natural la mar de vivos, que es un gusto leer, casi como una novela. Y gracias a él me atrevo a intuir que este bichejo de la foto es un bisbita del Vaal Anthus vaalensis, aunque hay un puñado de bisbitas en este bendito país que se parecen tanto, pero tanto, que no las tengo todas conmigo...
Una alondra sabota Calendulauda sabota ("sabota" es alondra en setsuana, una de nuestras 11 lenguas oficiales). Y no os penséis que, aunque la foto es buena, no me costó un poco identificarla... Esto de las fotos tiene su parte mala, que yo ya veía con un poco de pena y un puntito de desprecio en mis compañeros de campo, y que ahora veo con sensaciones negativas aún mayores en mí (ya me lamenté por lo mismo en otra entrada): el vicio de preocuparse más por sacar fotos suficientemente buenas, con la idea de "ya luego miraré con la guía qué es", que por atender de verdad con los prismáticos a cómo es el bicho, qué hace y qué sonidos emite; a identificarlo como Dios manda, vaya. También es verdad que, de haber actuado así, de haberme propuesto utilizar solo los prismáticos y el resto de mis sentidos, me habría venido de Mokala con muchas menos especies... si es que, teniendo el tiempo limitado (mane, tekel, fares!), no se puede querer nadar y guardar la ropa: pretender ser un naturalista de pro y uno con la lista muy larga.
Menos mal que algunos se dejaron ver mucho y bien, y que además se parecían lo suficiente a sus equivalentes españoles como para que pudiese darme el gusto de identificarlos sin dudar a la primera, como es el caso con este alzacola del Kalahari Cercotrichas paena. Y eso que todavía me falta el peninsular... Ya sé que la foto es mala; tengo otras mejores, que el bicho se portó bien. Pero esta es la única que tengo en la que se ve bien de dónde le viene el nombre...
Termino ya esta entrada dedicada a los LBJ con otra especie que me hizo mucha ilusión ver, por los mismos motivos que el alzacola, y porque además sus parientes ibéricos me tocan la patata, pues es una curruca: una curruca azulada Sylvia subcoerulea. Una de las dos que crían en Sudáfrica, a las que se suman en invierno varias especies europeas. No pierdo la esperanza de ver alguna capirota cuando menos me lo espere...
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