¡Vamos gente! Vamos a volver a darle vida a esto, que os aburrís vosotros, me desespero yo por no daros servicio, y entre todos se nos muere el blog... Ya que por Bloemfontein pocas novedades hay, y sobre España no me apetece (mucho) escribir, sigo con entradas sobre nuestra ya cada vez más lejana visita a Mokala, que aún me queda bastante material interesante. Interesante fue el "bird hide", para mi mente ávida de plumas lo mejor del Parque, desde luego. Era un observatorio situado junto a un punto de agua artificial, al que acudían a beber multitud de aves y de mamíferos. Las fotos de entradas anteriores de monos y nialas son de aquí, por ejemplo.
Pero antes de meterme en faena con unas cuantas aves de paso que me encandilaron, empiezo con las que habían hecho de la charca su hábitat más o menos permanente. Empezando por las cigüeñuelas Himantopus himantopus, que en número de una veintena dominaban claramente el cotarro. Las cigüeñuelas sudafricanas son "las mismas" que las europeas: misma subespecie, misma combinación extraña de aspecto elegante y delicado y comportamiento gárrulo y pendenciero; pero tienen prácticamente todas la cabeza blanca, mientras que muchas de las nuestras (sobre todo los machos) suelen tener marcas oscuras en cabeza y/o nuca.
De las otras especies ya sólo había ejemplares solitarios aquí y allá. Este archibebe ilustra a la perfección lo que os contaba en la entrada de los LBJ de que, me temo, estoy empezando a poner el "le saco una foto y me lo miro luego" por delante de la observación naturalística de pro. En el campo le dije a mis compañeros que mirasen "ese archibebe claro, tan bonito, que no es una cigüeñuela. Mirad qué bien se ve con el telescopio (sic, ¡encima!)...". Y no fue hasta ver las fotos en casa luego que me di cuenta de que no era un archibebe claro, sino otra especie mucho más difícil de ver en España (aunque aquí parece que es relativamente común ahora en verano): un archibebe fino Tringa stagnalis; todavía el segundo que veo. Muy elegante él, muy cigüeñueloide, no como el bruto de su pariente, mucho más robusto.
Pero dejemos de lado la fauna migradora para centrarnos en la local, la que apetece ver al venir a estas tierras. Aunque la avefría armada Vanellus armatus ya sabéis que la tenemos en el Campus también, dando colorido a los parterres y, ahora en época de cría, atacándome entre gritos cuando al salir a correr paso cerca de algún nido. Y la verdad es que algo de miedo sí dan, no os vayáis a creer...
Este sí era nuevo, este sí era bimbo.... es un chorlitejo tricollar Charadrius tricollaris, una especie sedentaria común en la mitad sur de África (otras dos muy similares se distribuyen una en África central y otra en Madagascar), que vive en parejitas en medios de aguas dulces. Muy gracioso, con su ojo clarito.
Y acabo ya con una foto bastante mala, pero donde se les ve a los dos: a los dos miembros de una pareja de otra especie nueva para mí: el tarro sudafricano Tadorna cana. Mientras que el macho (a la derecha) tiene siempre la cabeza gris, la de la hembra tiene una máscara clara de tamaño variable, que en ocasiones, como en la de la foto, deja de ser solo máscara y pasa a ocupar toda la cabeza, recordando entonces mucho el animal a uno de los tarros canelos que tenemos al norte del Sáhara (y en Madrid, ejem). Que a ver si voy a haber visto un "1st for SA", y yo aquí tan tranquilo...
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