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No contaba ayer con volver a pasarme hoy por la Facultad, pero como al final hubo mucha gente a la que no vi, pues llegué hace un rato del Departamento, todavía con muchas ausencias en la lista, pero menos que ayer. De vuelta en la residencia para empaquetar, y como queriendo recordarme que a la misma hora en que hoy la luna se tiña de rojo me tocará subir a uno, estaban los aviones isabelinos Ptyonoprogne fuligula especialmente activos, dando pasadas una y otra vez pegados a la fachada. Contentos tal vez porque ya casi hemos llegado a la "Candelaria austral", a la mitad del invierno. Pensando sin duda en que toca ponerse a reparar el nido, como los tejedores que, ya pintados de nuevo de amarillo y negro, cantan ufanos ya por todo el Campus. Y anteojitos y bulbules, hadadas y avefrías... últimas despedidas de las aves, todas ellas nuevas en su día (¡qué tontería!, como todas...), que me han acompañado cada jornada en Bloemfontein. Igual todavía me tacho algo desde el autobús a Johannesburgo. O tal vez, por darle mayor exotismo, en la escala de cuatro horas que hago mañana en El Cairo... cuando aterrice en España os lo cuento =)
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