Vinieron dos, y se van tres: no soy capaz de aguantarme sin comprar libros. Año y pico más tarde, el mercenario acaba misión y vuelve a hacer el petate. Llegué ayer del extremo suroccidental del continente, con treinta aves nuevas en la butxaca y fotos e historias con las que aburriros durante varias entradas; pero ahora, tras recorred los primeros mil de los muchos miles de kilómetros que me separan de casa, toca primero ir cerrando temas y despidiéndose de la gente, aunque con la vista puesta ya también en el futuro... de eso, mas noticias en breve.
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