martes, 7 de agosto de 2018

Crónica de una semana

 De vuelta de Vilar de Barrio, y breve parada en Orense antes de tomar de madrugada el tren para bajar de nuevo a Madrid. Al sur, como los vencejos, que desaparecieron todos entre el dos y el tres de agosto; de manera brutal, como suelen, dejando de la noche a la mañana los cielos huérfanos de gritos y carruseles. Una semana pasada por agua sudor que se me ha pasado bastante deprisa...

Un robado de la procesión
 Semana que para mí empezaba con las fiestas de San Fiz, mucho más concurridas de lo habitual, aunque típicamente la aldea se llena de gente en agosto, sobre todo de visitantes de la "diáspora" de Vascongadas; como varios primos nuestros, sin ir más lejos. Días de tener gente a comer en casa y de invitar a gente en las terrazas. Días de no poder disfrutar de las verbenas porque las orquestas tocan ahora a unas horas la mar de raras (o seré yo el que tiene unos horarios muy rígidos)...

... días que, cuando acabaron, dejaron paso a unas temperaturas que no hacían nada agradable el salir a la calle; no os descubro nada nuevo. Sería un poco por estar en casa buena parte del día con las persianas bajadas, pero no he tenido allá grandes observaciones naturalísticas estos días en la aldea: en comparación con años anteriores, remontándonos hasta la infancia si queréis, mucha golondrina común y muy poco de todo lo demás: ningún zarcero, y tarabillas comunes y escribanos soteños que apunté aún hoy, antes de volvernos. Con todo y con eso, me alegré mucho con cada canto que iba recordando. Toca ya ir haciendo la oreja de nuevo al Paleártico...

Mi mayor aportación como biólogo esta semana no fue en Vilar de Barrio, sino en Ourense el día en que llegué, al ir a escoger las gafas nuevas que estreno hoy: puse en conocimiento del Concello la que creo es la primera cita de picudo rojo Rhynchophorus ferrugineum de todo el municipio...

El interfecto
... aunque en la provincia ya había citas recientes en otros cuatro de este destructor de palmeras, así que bueno, era cuestión de tiempo.

Así que ¿qué hice? Descansar y comer mucho, leer, y moverme poco. Y engordar. Y echar de menos ver más gente que mi madre. Espero pues moverme y socializar tanto a partir de mañana que no me dé tiempo ni de comer... aunque quede para comer. A ver cómo lo hago.

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