jueves, 8 de noviembre de 2018

Con los pies y la cabeza en el agua

¿Queréis quedar conmigo, ahora que estoy por Madrid? Invitadme a un café los lunes o jueves, de nueve a once: es cuando viene la señora a casa, y así no estoy yo estorbando por el medio. Si no, como esta semana, saldré a pasear: al monte, a algún parque, o a la calle sin más: a ver cómo discurre el fluir de peatones por las calles y de gaviotas por los cielos, luchando unos y otras con el viento racheado y cargado de agua...
Si no, seguramente me encontréis en casa, pensando en qué quiero hacer para no estar tanto en ella: trascurrido algo más de un mes tras mi regreso de Israel, no podría estar más satisfecho y relajado con la decisión tomada; ahora mismo no querría estar ni allí ni en ningún otro sitio fuera de Madrid. Pero estoy si cabe aún algo más perdido con respecto a qué quiero hacer de ahora en adelante... Los primeros días estaba bastante convencido de que, seguramente, tras un par de meses de descansar y aburrirme estaría echando solicitudes de postdoc de nuevo; ahora no lo tengo ni remotamente tan claro: no sé si es alguna fase del duelo o qué, pero la sola idea de ponerme a leer algún artículo o a analizar datos me produce ahora urticaria. Empiezo al mismo tiempo a ver con ojos menos malos la perspectiva de, finalmente, ceder a las presiones familiares y acabar haciendo el máster de profesorado (el antiguo CAP) para probar fortuna en el campo de la educación secundaria. A Dios gracias tengo tiempo aún antes de tener que tomar esa decisión: dado que el curso ya ha empezado, para hacer ese master tendría que esperar hasta el próximo septiembre. Me queda tiempo pues entremedias para ir pensando en otras opciones más satisfactorias. Y también para ir pensando en cómo llenar la barriga, cuestión esta un tanto más perentoria; a poder ser haciendo algo más satisfactorio que la última vez que me vi en estas. Estos días, tras hacer caso a YouTube, ver el vídeo que me sugería y acabar recayendo en una crisis aguda de "acuanostalgia", estoy dándole vueltas a que trabajar en una tienda de animales podría ser una opción bastante satisfactoria, no solo para unos meses, sino tal vez incluso para unos años; los que me queden de aquí a la jubilación... ya os iré contando cosas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario