miércoles, 31 de mayo de 2017

Olor a chamusquina

Cacatúa
Estos días, de vez en cuando, huele a humo por el campus. Podría ser de algún braai fuera de madre, pero en realidad es el resultado de un proceso mucho más natural: los incendios de invierno.

Autillo
 Buena parte de las praderas africanas (el ecosistema propio de esta zona) se pueden considerar comunidades vegetales pirófilas, que dependen del fuego que las consume para mantenerse vivas. En invierno, la estación seca, la hierba agostada arde con mucha facilidad, pero son incendios tan rápidos como poco potentes, pasados los cuales las raíces y las semillas brotarán de nuevo. No así los pequeños arbustillos que hayan podido arraigar, que se consumen y mueren. Y así es como las praderas se mantienen como tales, y no se vuelven masas arbustivas, y después bosques.

Cálao
Pero bien sabemos que el fuego no es bienvenido en todas partes, y a muchos ecosistemas no es que les siente precisamente bien... las fotos que os he puesto en esta entrada, que me dejaron alucinado al verlas, son figuras de pájaros hechas con hojas quemadas: una instalación de protesta contra el fuego provocado que destruye buena parte de los bosques de Indonesia, para hacer sitio para cultivos. Me pasma, la gente que tiene estas ocurrencias geniales...

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