Y doce. Un año hace ya desde que, sin salir del aeropuerto, vi la única liebre que he visto en suelo francés. Un año desde que pisé por primera vez la facultad en la que estos días pipeteo con frenesí, intentando terminar en el laboratorio cosas que seguro que se me quedarán a medias (como, de hecho, antes de venir). Me quedan dos semanas escasas de mi primera postdoc. Después unos pocos días de trabajo gratuito antes de desalojar definitivamente el despacho (que no se diga de los españoles), un último fin de semana de asueto por tierras borgoñonas, y por fin volver a casa si Dios quiere justo antes de cumplir lo que sería el decimotercer "mesversario". Y después... ya iremos viendo-
Doce meses, doce canciones. Que siempre han tratado sobre Madrid, de forma más o menos velada: de la ciudad en sí o de lo que allí se me quedó atrás, o esperando mi regreso. Doce meses de la mano de otro madrileño de adopción con el que renegar también de los 14 de febrero...
Doce meses, doce canciones. Que siempre han tratado sobre Madrid, de forma más o menos velada: de la ciudad en sí o de lo que allí se me quedó atrás, o esperando mi regreso. Doce meses de la mano de otro madrileño de adopción con el que renegar también de los 14 de febrero...
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