Escuchando hablar de su región a Pauline, la postdoc bretona, durante uno de los cafés "becariales", Miguel aprovechó para comentar lo que se ve en la imagen de arriba: que estando una vez en el trance de decidir qué región del norte de Francia visitar, si Bretaña o Normandía, había visto bastante extrañado que el famoso Mont-Saint-Michel aparecía como el primer monumento destacado ¡de las dos regiones! Y Pauline, aprovechando para dejar a las claras lo que opinaban los bretones de sus vecinos, nos contó la semileyenda del porqué de este hecho: todo comienza en realidad hace miles de años, cuando la erosión posterior a la última glaciación convirtió una gran área pantanosa que conectaba las "no-Islas" Británicas con el resto del continente en el Canal de la Mancha. Este proceso continúa todavía, separando cada año un poquito más Francia de Inglaterra, y (llegamos a la parte que nos interesa) transformando en un determinado momento un monte situado tierra adentro ¡en una isla! Y esta joven isla del Mont-Saint-Michel tenía al este la desembocadura del Couesnon, río que servía a su vez de frontera natural entre ambas regiones, Bretaña en la margen izquierda y Normandía en la derecha. Pero ¿qué sucedió un año, en que se combinaron erosión e inundaciones? Pues que el río varió su curso, y de desembocar al este del monte, pasó a hacerlo al oeste, modificando de paso la titularidad de uno de los monumentos más visitados de Francia... eso sí que es mover los marcos, y no lo que pasa en Galicia por las noches.
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