En apenas un par de semanas, por diversos motivos he tenido que desplazarme un par de veces hasta un lugar que para mí se había vuelto prácticamente mítico: Pitis. El lugar popularizado por Ramón (aka el Vanidoso), donde los metros no solían atreverse a llegar y donde tampoco paraban los Cercanías, si hacemos caso a la canción de UPEMA:
Pero ¡oh, Fortuna!, ¡qué decepción! Pues de poblado chabolista, Pitis ha pasado a ser un barrio gentrificado más: todo edificios de novísima planta donde, según se comenta, los pisos se venden por cifras bastante abultadas.
Y los pocos descampados que quedan, momentáneamente en manos de las olivardas, pronto pasarán a manos de felices parejas con la parejita, labrador y SUV. Ea, un mito más que se me cae...
Por lo demás, mañana UPEMA toca en la sala Galileo. E iría encantado, para aprovechar las ventajas que tiene estar de vuelta en Madrid, si no fuese porque estaré de vuelta en Orense, cerca de los cementerios y no lo suficientemente lejos de los halloweenes. Nos vemos pues por el norte.
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