jueves, 25 de mayo de 2017

El conseguidor

Mi jefe no estaba el lunes en el aeropuerto, ya os dije; hoy se supone que nos encontraríamos en la Facultad. Quedé con él por wasap en que a partir de las ocho me pasaría por su despacho, y me fui a la cama tan contento... Esta mañana a las ocho menos cinco, mientras acababa de desayunar en la habitación de la residencia, llamaron a la puerta. Abrí. Era el Dr. Mdu...

Ya me habían advertido en la facultad estos días atrás sobre cómo se las gastaba (alabándolo, de hecho): que le desesperaba la ineficacia, que se movía para conseguir lo que quería, yendo directamente a ver a la persona que pudiese solucionar su problema, y que transformaba cualquier "no" en un "ya veremos", como paso previo al "sí". Pero he de reconocer que su inesperada visita me chocó algo: una cosa es meterse en los despachos de la gente, y otra en su casa... le dije que enseguida estaba listo, y cuando algo más tarde salí del cuarto me lo encontré de charla con la recepcionista, que le había invitado a uno de los cafés del bufé que le ponen a los residentes vip... A partir de ahí, la mañana fue una sucesión de visitas a despachos y entrevistas con unos y otras que me confirmaron lo que ya me habían dicho: alguno se reían con cara de "¡este chico...!" al verlo aparecer, otros ponían cara de desesperación ("¡este hombre...!"); pero todos terminaron haciendo lo que quería que hicieran, y terminé la mañana con prácticamente todo el papeleo listo...

... incluyendo, entre otras cosas, mi nueva identificación como miembro de la UFS. No seáis muy duros, que cuando le pregunté a la señora si "¿me va a sacar la foto ya?", ella ya estaba imprimiendo la tarjeta...

Ya os digo, el Dr. Mdu (que resulta que es unos meses más joven que yo), con sus métodos más o menos ortodoxos, resultó ser un prodigio de eficiencia. Me recordó poderosamente a ciertos personajes que suelen aparecer en las novelas de viajes inglesas que, cuando el protagonista viajero está atascado, enfangado y empantanado, dándose de bruces contra la burocracia local; aparecen de la nada y solventan todos los problemas en un periquete, ya sea sonriendo, ya agitando la vara. Ojalá sea tan eficaz con los revisores y editores de las revistas.

2 comentarios:

  1. Ya te iba decir que me parecía de nuestra edad. que cosas

    Sigue, sigue narrando. Mola todo

    Dr AntHon xDDD

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