Wikimagen de Bernard Dupont |
Volviendo del súper el sábado por la mañana, añadí sin esperarlo una especie más a mi (todavía breve, pero creciente) lista sudafricana: una collalba familiar Oenanthe (antes Cercomela) familiaris. Varias, de hecho, pues haciendo honor a su nombre, eran un par de pollos volantones que pedían aún comida a un progenitor con cara de estar hasta el pico de ellos... culpa suya, ¿a quién se le ocurre andar con pollos aún, a estas alturas del año, a las puertas del invierno...? Me costó darme cuenta de lo que era al principio, pues aunque la tenía ubicada de la guía, me costó mucho hacerme a la idea de que no era un petirrojo disfrazado de colirrojo... Me dejó pensativo también: en esta ciudad no hay pájaros pequeños. O al menos, me está costando un montón verlos: salvo los gorriones comunes y los de El Cabo (que ¡qué bonitos son!), apenas sí he visto un par de anteojitos del Oranje y poco más; todo lo demás mide de mirlo para arriba... bueno, así al menos, sin prismáticos, se dejan ver bien. Pero a ver si puedo salir pronto a pajarear de verdad...
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