Pasan los días, y el ritmo de buenas noticias en forma de nuevas especies no cesa: la última ha sido una abubilla-arbórea verde Phoeniculus purpureus (a no confundir, a pesar de su nombre científico, con la abubilla-arbórea violeta P. damarensis): un animal de lo más destartalado, todo cola y alas de mariposa que parecían moverse de forma independiente, como si más que volar fuese un niño en el agua aprendiendo a nadar a lo perrito...
Pero no son solo naturalísticas las buenas noticias que tengo... aunque me recordó que os lo contase una mangosta amarilla que asomó la cabeza de una alcantarilla para verme pasar al salir a correr (mucho más agradable que una rata)...
Imagen de aquí |
... hubo un becario al que su habilidad persiguiendo ferozmente lagartijas entre la maleza le valió el sobrenombre de meloncillo... pues bien: ese becario, tras demasiado tiempo en dique seco, ha ido a conseguir una postdoc nada más ni nada menos que en mi nuevo hogar: si Dios quiere, en mes y pico tendremos a Joaquín por aquí, ¡qué ganas ya, de disfrutar de Sudáfrica con alguien con quien poder compartir impresiones! Aquí le espera, según creo, mucho laboratorio, pero también mucho campo, persiguiendo eslizones y sapos. Y viéndoselas con las cobras sudafricanas también. Aunque ya sabemos que, para lidiar con tales bichos, nada mejor que una mangosta...
No hay comentarios:
Publicar un comentario