Juventudes, que no Mocedades: ayer fue festivo en Sudáfrica, el Youth Day, el "Día de la Juventud": la conmemoración del inicio, por parte de estudiantes, de una de las muchas revueltas que terminaron por poner fin al apartheid. Y como festivo que era, el campus estaba ya vacío, con todo el mundo de puente*... y a la vista del campus vacío, me puse a pensar un poco en los que habitualmente lo llenan. Lejos de mí, que no llevo ni un mes en el país, pretender sentar cátedra con mis opiniones sobre lo que veo; pero sí me parece evidente que la cuestión racial sigue infiltrándose en todos los niveles de la sociedad. De forma inevitable, de hecho, pues una situación de desigualdad que se perpetuó durante décadas no puede solucionarse de la noche a la mañana ni aunque todo el mundo ponga su mejor voluntad (que no la ponen), por pura imposibilidad física: el 90% de los sudafricanos son negros, y consecuentemente esa debe de ser, a ojo, la proporción de negros entre los alumnos de la universidad. Pero por el contrario los profesores de mi departamento son todos blancos... menos mi jefe, que tiene mi edad, y que además es natural de Zimbabue; normal, si es que ¡prácticamente no les ha dado tiempo, a la primera generación con acceso a la educación, de hacerse lo suficientemente mayor como para dar clase! Es solo un ejemplo, pero la segregación, casi más inevitable que buscada, como digo, está por todas partes: en el bar al que fuimos hoy a comer unos cuantos, en que de nuevo Mdu era el único negro (camareros aparte, quiero decir); y en mil sitios más. Intuyo que ya dará esto para más entradas...
*Menos, claro está, los doctorandos y demás sufridores, a los que me encontré como de costumbre en la facultad. Y no lo digo por presumir de que yo también había ido a trabajar un festivo... que también. Pero no a hacer cosas "de aquí", sino tareas pendientes de Francia. Así que como que quedo justificado...
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