¿Cuánto tiempo pasó cubierta de andamios la fachada del Obradoiro? Ya ni me acuerdo... en todo caso, a obra acabada, uno solo ve lo bonito y no se acuerda de las quejas anteriores... en fin. Hacía ya años que, aunque parase brevemente en Santiago de camino a Pontevedra a ver a Raúl, no me detenía a pasear por la ciudad. Hoy sí, y disfruté mucho de pasear por unas calles que ya tenía medio olvidadas. Vi primero a Jaime, comí y eché un buen rato con Joaquín (bajado desde Coruña, de donde es su familia materna y donde suele estar en vacaciones), comentando sus aventuras y desventuras sudafricanas más recientes; y terminé cerrando el día con Martín, que es ya un niño más padre que la última vez que nos vimos, aunque no pasen los años por él (enlace; y curiosas reflexiones, las que me hacía yo de aquellas...). Y estando como estábamos tomando algo, surgieron en la conversación de forma natural anécdotas de la carrera. Y, por hacer "algo" más que estar sentados, nos acercamos en un momento hasta la facultad(e). No contaba yo con que estuviese abierta, en Navidad a las ocho de la tarde, pero lo estaba (y la biblioteca llena de gente estudiando, de hecho), y me dio una especie de alegría muy tonta entrar y ver, en apenas unos minutos, qué había cambiado y qué parecía seguir igual. Nos quedamos desde luego con ganas de echar un rato más largo...
Cierro con una foto de Martín en el mismo lugar en que lo conocí, el primer día de clase: al salir de la presentación de la primera (¿Citoloxía?), vi que el chaval se arrimaba a una columna con cara aburrida y deduje que, como yo, no debía de conocer a nadie. Me acerqué, y tras las presentaciones y comentarios "de ascensor"" de rigor, le hice la pregunta, la que todavía él recuerda y que repite literalmente con retintín cuando quiere fastidiarme. "Y a ti, ¿qué te gusta hacer en tu tiempo libre?"
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