En buena parte de Europa son siempre festivos tanto el jueves de la Ascensión, que en España varía mucho según localidades y años, como el lunes siguiente al domingo de Pentecostés, que me enteré hace nada de que sí se celebra en algunas localidades de España. Por cómo ha caído la Semana Santa este año, ambos días nos dejan en Dijón durante este mes de mayo un par de días de semana sin curro la mar de agradecidos. Y todavía podrían haber sido tres si hoy, ocho de mayo, no hubiese caído en domingo. El ocho de mayo es otro día de fiesta en gran parte del continente del que en España apenas tenemos idea: es el día del fin de la Segunda Guerra Mundial en Europa.
Dijón permaneció bajo ocupación alemana entre el 17 de junio de 1940 y el 11 de septiembre de 1944, y aunque ni en la ciudad ni en los alrededores llegó a haber combates relevantes, sí hay muchos recuerdos de la guerra por la ciudad adelante. El más cercano aquí al lado, bajando la calle...
... donde, a la puerta del patio de una casa, una placa recuerda que, en un momento dado del final ya de la ocupación, allí se escondieron granadas escamoteadas del polvorín de la guarnición alemana de la villa.
La primera vez que la vi, la verdad, me pareció una tontería: poner una placa tan grande para recordar una banalidad. Al hablar de "Francia en la II Guerra Mundial" se cuela muchas veces la idea, la sensación, de que realmente la guerra les llegó a estas gentes pillándoles con los pantalones bajados, y que fueron después otros los que tuvieron que sacarles a los alemanes de encima. Es una sensación que descubrí que yo mismo llevaba dentro, al juzgar con suficiencia que no había aquí cosas mejores de las que enorgullecerse que de haber escondido unas bombas en una casa... es una idea, por fin, que hoy por hoy me parece de lo más injusta. Me parece que es injusto y estúpido juzgar desde casa lo que los franceses pudieron haber hecho o dejado de hacer durante la guerra. Cada uno haría lo que buenamente supo o pudo; y si eso fue insuficiente, o equivocado, prefiero que lo juzgue el que sepa y pueda. Sinceramente, espero no tener que verme nunca en el brete de ver qué haría yo...
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