Como os dije al final de mi última entrada chouetosa, a mayores del recorrido turístico oficial de 22 etapas, hay otros tres, con sus correspondientes flechas y búhos, que dan pequeños rodeos por zonas aledañas al casco viejo de Dijón.
El sábado hice uno de ellos, el loop Rousseau, así llamado por la avenida principal que recorre. ¿Mi sensación? Un poco de timo, igual que con las primeras paradas del recorrido general, las del parque o la fachada del hotel: da la impresión de que, acabadas las iglesias grandes, el diseñador de los recorridos se vio en la necesidad imperiosa de seguir colocando flechas por lugares peregrinos, con tal de no dejar de cobrar. Éste que os cuento parecía una excusa para ver más casas con madera en la fachada,muchas de las cuales tenían además pinta de ser imitaciones modernas del estilo antiguo.
Ésta al menos no tenía madera, aunque tampoco es que me gustase: la "casa de las cariátides", lo que queda de un palacete renacentista.
Si es que el texto de la aplicación móvil ¡se destacaba incluso la originalidad de este trampantojo, como algo digno de pararse a admirar! Ésta es la plaza Garibaldi, con busto del ilustre señor incluido, que participó en la defensa de la ciudad durante una de las batallas de la guerra franco-prusiana. Curioseando en la Wikipedia qué narices pintaba aquí este hombre, al que yo hacía ocupado guerreando en Italia, me enteré de lo extraordinariamente movida que fue su vida, cruzando el Atlántico una y otra vez para participar en casi cualquier batalla que tuvo lugar en el mundo en el S. XIX...
La ruta al menos me sirvió para solucionar una duda que tenía: me di cuenta de que desde algunos puntos de la ciudad veía un campanario que, aunque de aspecto bastante robusto, no se correspondía con ninguna de las iglesias que hay por el centro. La respuesta resultó ser bien sencilla: la torre de San Nicolás es un campanario... a secas, pues el resto de la iglesia fue destruido durante la Revolución. Tras haber sido reconstruida y destruida antes varias veces, todo hay que decirlo.
Acabo la entrada con un par de fotos del punto más relevante que toca la ruta: la plaza de la República. Me recuerda bastante a la plaza de España de Madrid: un sitio que, pese a estar pegado al centro turístico, es más funcional que monumental, pero que es un lugar por el que termina pasando cada día media ciudad.
Además que también tiene su estatuita con fuente, o fuente con estatua, como queráis. Estatua de Sadi Carnot, presidente francés asesinado a finales del S. XIX. Y con esto despido ya la entrada, y a ver si el siguiente tour accesorio resulta más entretenido...
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