Cuatro veces crucé ayer el Ulla, yendo en tren de Orense a Pontevedra y vuelta, vía Santiago; que aunque suene a rodeo fastidioso se hace en realidad muy deprisa. Cuatro veces, y tras el segundo cruce, oí decir a los que iban sentados detrás de mí "eso debía de ser el Miño"... en fin, tampoco se acaba el mundo por eso. En caso de duda, preguntad por la identidad de valles, ríos y demás accidentes geográficos a las golondrinas dáuricas, que deben de haber firmado contrato de exclusividad con ADIF para poder instalar un nido en cada nuevo viaducto...
Cuatro veces crucé el Ulla, y entre las dos primeras y las dos últimas hubo algo de playa, algo de bicheo, algo de mariscada... y en general mucho de pasarlo bien (salvo mi espalda... es lo que tiene exponerse al sol un único día al año). Ya cuando baje las fotos os doy más detalles, ¡que hasta me taché un pez!
¡Cambia a un móvil mejor, Raúl! |
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