Frente al club náutico de Aguete, la marea en desbandada va descubriendo cada vez más bolos graníticos, que cambian la cobertura de guano y salitre de fuera del agua por otra de balanos, mejillones más abajo, y algas más abajo aún.
La bajamar es como una sirena que anuncia que la mesa está puesta, y los cangrejos salen por decenas de sus refugios a dar buena cuenta de lo que sea que el mar se haya dejado atrás.
Aunque hay otras especies más pequeñas, en los roquedos litorales gallegos los queimacasas, los cangrejos corredores Pachygrapsus marmoratus, son la especie dominante. Al menos en las zonas al abrigo de los niños de interior ociosos.
¡Ándate con ojo, pequeñajo, que ese abusón te esta mirando demasiado y ya sabes que el bullying entre los tuyos suele acabar con uno de los dos en la tripa del otro!
Los brillos del sol en la superficie hacen extraños en la foto, y no se aprecia bien lo transparente que llegaba a estar el agua, cosa rara en la ría, permitiendo ver el fondo como si de un acuario se tratase.
Y de repente, entre los corrientes sargo, múgiles y lubinas, apareció la estrella del verano, el bicho que más ilusión me ha hecho ver en todo lo que llevamos de vacaciones: ¡un reo! El reo, o trucha marina Samo trutta trutta, es una variedad de la trucha de río, la "normal", que se comporta como un salmón: vive de forma habitual en el mar, donde la abundancia de alimento le permite crecer bastante más que a sus primas fluviales, y los ejemplares adultos remontan los ríos para reproducirse. Aparentemente hay zonas donde reos y truchas, aunque frezan en las mismas áreas, no se cruzan; mientras que en otras sí lo hacen, y el rasgo de ser fluvial o anádromo se manifiesta como si fuese un simple morfo... temas para investigar. En cualquier caso, y pese a la imaginación que hay que echarle a la foto, me gustó mucho toparme con este animalillo: los peces no tienen tanta "personalidad" como para írselos tachando por ahí, pero la cosa cambia con taxones como éste, cuya curiosa biología hace que a uno "le suenen" de antemano.
Y sobre una roca, tan pancha, una gaviota cabecinegra Larus melanocephalus (ya bastante poco cabecinegra); una de varias que andaban por la ría adelante: ¡curioso concepto, ese de bajar a "invernar" en agosto ya! Concepto que suscribo totalmente...
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