Forcé un poco ayer al hablar de la mitad de mi estancia postdoctoral, por no perder la gracia del día 15 (que es, sí, el que llegué a Borgoña); pero como en realidad empecé a trabajar oficialmente el 1 de marzo, el ecuador verdadero será dentro de unos días. Pero no esperéis que lo recuerde de nuevo aquí: tras este fin de semana de puente en Orense, con los cuatro hermanos juntos, viendo a las gaviotas de que os hablaba anteayer acosar con prudencia a las águilas calzadas que de vez en cuando vuelan bajo por el barrio; nos vamos mi madre y yo a pasar lo que queda de semana a la aldea, lejos de Internet. Echo pues la persiana por unos días: sed buenos, y hasta que volvamos a vernos.
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