¡Vacaciones, por fin! Tras tres semanas en una facultad prácticamente vacía he terminado algo asqueado, y tenía ya ganas de variar un poco la rutina. Mañana por la tarde volaré si Dios quiere directamente de París a Santiago, y a Orense luego; pero he empezado a cambiar de aires visitando esta mañana, junto a la estación del ferrocarril, el Parc de l'Arquebuse.
Este parque funciona como jardín botánico, y tiene además dos museos: un "Museo de Ciencias" con un pequeño observatorio astronómico, parte de Geología, Física y cosas así, al que no hice mayor caso por esta vez; y otro "Museo de Historia Natural" que sí visité. Me apetecía ver cómo de decente (o indecente) era un museo de estas características instalado en una ciudad comparable a Orense (que no tiene) o Santiago (que sí)...
... y me quedé gratamente sorprendido, la verdad; o mejor dicho me dio un poco de envidia y pena no haber tenido algo así en Orense de pequeño. Es un museo bastante nuevo/reformado recientemente, y aunque con cosas mejorables, la verdad es que para su tamaño me dio la impresión de que resultaba bastante completo.
Empezaba haciendo un recorrido muy breve por la historia de la vida en la Tierra, deteniéndose sobre todo allí donde podía lucirse enseñando fósiles "locales", de la región: en concreto restos de plantas y anfibios del Carbonífero (imagen), fósiles de invertebrados marinos del Jurásico, y restos relativamente recientes de mamíferos del Pleistoceno.
Había una serie de dioramas sobre "hábitats de Borgoña" que, pese a estar montados con animales mejor o peor disecados, la verdad es que conseguían dar el pego bastante mejor que los del museo de Santiago: es lo que tiene saber moderarse un poco, y no querer meter cuantos más bichos por metro cuadrado mejor.
Me gustó bastante esta vitrina de peces de agua dulce, no sabría deciros muy bien por qué...
Las ganas de "presumir de cromos" sí se les desmandaban un poco en otra serie de vitrinas dedicadas a la fauna del resto del mundo, donde ya los bichos estaban mezclados forzando un poco las conexiones entre ellos...
Y me gustó por fin ver a éstos, asomando la cabeza desde un segundo piso al que no se podía subir, que me pregunto qué tesoros albergaría...
Un museo pequeño y que se disfrutaba sin empacho, la verdad. Y luego fuera, a pasear por el jardín, a ver las plantas y los bichos todavía vivos, como esta lagartija roquera Podarcis muralis...
... o esta percasol Lepomis gibbosus. A un pequeño arroyo que atraviesa Dijon básicamente soterrado, el Raines ("Ranas"), le permiten aquí asomarse a la superficie para formar un canal y un estanque con unos cuantos patos y peces. Busqué en sus orillas los batracios que le dan nombre para intentar fotografiarlos e identificarlos, pues cualquiera de las ranas verdes centroeuropeas sería nueva para mí, pero me temo que no tuve éxito.
El jardín botánico en sí, de tamaño modesto, tenía un poco de todo: algunos parterres de flora local que, comprensiblemente y dado lo avanzado del verano, habían conocido tiempos mejores
... arriates puramente ornamentales de flores de verano, como estos tabacos de jardín Nicotiana alatum, que olían bastante bien (ya podríais fumar de éste)...
¿La reconocéis? Así lucen las alcachofas cuando, en vez de cortarlas cuando todavía son capullos, se deja que la flor se abra: un cardo bastante grande y vistoso. Con la alcachofa me despido pues; la siguiente entrada, si el humo de los incendios nos deja aterrizar en Lavacolla, será ya desde casa...
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