Típicamente, cuando el tren entre Orense y Madrid pasa por la zona de la Sierra de la Culebra, se pierde la cobertura móvil española en favor de la portuguesa: empiezan a llegar SMS indicando las nuevas condiciones de uso, y uno tiene que tener cuidado si anda con los datos móviles activados... o bueno, es algo que me pasaba cuando usaba R; ayer, con la tarjeta prepago de Movistar que uso cuando vuelvo del destierro, el móvil se ha portado bien.
Se van terminando las vacaciones, y tocó ayer pasear por Madrid oliendo a tren, disfrutando del sol brillante y del parloteo de las cotorras. Vi a Joaquín, y a nadie más, pues inexplicablemente la gente no parece tener ganas de quedarse aquí en verano...
¡Qué bien se está en Madrid, aunque a tres o a 35º! |
Y hoy, de viaje otra vez, de vuelta a Francia. Pero al menos una vuelta pausada, por etapas y en buena compañía: como otrora yo en Lund y Edimburgo, Álex y Andrea comienzan en septiembre a disfrutar de sus primeras estancias predoctorales, el uno en Lovaina, la otra en Berlín. Y ya que tienen coche y ganas, pues en coche suben; y yo de paquete, me quedaré el lunes en París y de allí a Dijon. De vuelta a casa y a vosotros. ¡Hasta entonces!
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