¡Por fin! la semana pasada, aprovechando mi visita a Madrid, pude cumplir con lo que tantas ganas tenía ya de hacer: bajar a darme una vuelta por Madrid-Río, para ver de primera mano los primeros resultados del proceso de restauración ecológica del Manzanares. Que Raquel me acompañase no entraba necesariamente en el plan original, pero desde luego fue un añadido la mar de satisfactorio.
En esta foto veis lo simple que de momento está siendo renaturalizar el río: basta con dejar abiertas las compuertas (que no esclusas, pero había que meter el chistecito marca de la casa en el título de la entrada) para que la profundidad del río se mida en decímetros en vez de en metros, como le corresponde. Y una vez baja el nivel y la propia dinámica de la corriente genera canales más profundos e islas arenosas, las semillas arrastradas por el viento o el agua, o que viajan con las aves acuáticas, ponen ya el resto. Comparad la primera foto de la entrada con ésta de hace poco más de un año: en apenas nueve meses, un nuevo Manzanares vaya tomando forma.
Comparando ambas fotos, y más en concreto los puntitos que se ven en el agua, sí se ve que en mi visita de la semana pasada había menos gaviotas que en la de 2015. Pero oye, una sola comparación entre dos días no sirve para nada; y en todo caso, prefiero con mucho que tener un río más natural, aunque sea a costa de menos gaviotas (y remeros). Que, por lo demás, gaviotas había unas cuantas, tan confiadas y agradecidas como siempre, ya fuesen las reidoras Larus ridibundus...
... o las sombrías Larus fuscus, las grandecitas. Entremedias ninguna anillada, y sólo una argéntea y una patiamarilla como especies más raras; pero para una visita de un par de horas bien me llega.
Que además venía todo el cortejo de otras especies acompañantes; algunas de las cuales, como el martín-pescador europeo Alcedo atthis...
... o el cormorán grande Phalacrocorax carbo, ya las pudisteis ver ayer pasando el invierno en un ambiente más afrancesado. Cormoranes por cierto sólo vimos uno (al que ya le estaban empezando a salir las filoplumas blancas de la nuca propias de la época de cría), mientras que lo normal era ver unos cuantos, capturando con regularidad unos peces gato que daba pavor verles tragar, pues con los radios espinosos que tienen en las aletas pectorales y la dorsal parecía que se les iban a quedar atascados a medio camino (les pasa a veces, de hecho). Imagino que los peces gato preferirían las aguas más profundas de antes, al igual que las masivas carpas que también se veían, mientras que ahora deben de quedar sobre todo pececillos pequeños... un ecosistema que tiene que reinventarse a sí mismo, encontrando una nueva situación de equilibrio.
También había gallinetas comunes Gallinula chloropus en Dijon, aunque no os mostrase ninguna foto de las mismas, pues suelen andar medio ocultas entre la vegetación...
... lo que no vimos en cambio Cefe y yo fue garcetas comunes Egretta garzetta, que las pocas que se reproducen en Centroeuropa suelen pasar el invierno más al sur. Como yo, vaya, salvo en lo que toca a la "reproducción".
Y por último un bicho del sur, un ganso del Nilo Alopochen aegyptiacus, al que sin embargo había visto por última vez bastante más al norte, en Bélgica. Esta especie de pato con sombra de ojos parece irse asentando poco a poco en la Península, sobre todo en los humedales extremeños, donde suman ya varios centenares de ejemplares. En Madrid-Río de hecho, algo más abajo de la zona por la que suelo pasear yo, crió este año una pareja. Esperemos que no les dé por venir acompañados de sus compañeros equinos...
Un paseíllo breve y sin muchas pretensiones, pero la mar de agradable y agradecido en cuanto a bichos. A ver en primavera, cómo va evolucionando la zona...
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