Burla burlando, se han pasado ya casi todas mis vacaciones, y mañana de madrugada vuelvo en tren a Madrid, para desde allí volver el lunes a Dijon, donde hoy la temperatura máxima tenía un menos delante... no ha hecho demasiado frío en Orense estos días, pero la mezcla de nubes y nieblas ha hecho que, los días en que he salido a buscarlas, no haya visto salamanquesas. Mas pese a los fríos irregulares de este último mes, este año, por lo que se intuye al leer los blogs de naturalistas de una y otra parte, no parece ser el mejor para ver aves invernantes, ni en cantidad ni en diversidad. En general no he visto gran cosa al darme paseos junto al río; mucho menos que otros años, desde luego: pocos cormoranes, gaviotas o garzas; ningún bandito de lúganos, reclamando como columpios oxidados desde lo alto de los alisos. Muy pocos porrones moñudos, pero que, como novedad, este año he visto por primera vez dentro de la propia ciudad, junto al puente viejo. Difícil en cualquier caso hacerse ideas globales, que no pasen de meras impresiones, cuando uno sólo tiene fotos fijas, separadas por meses. A ver cuántos quedan, hasta la siguiente instantánea...
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