sábado, 20 de mayo de 2017

Despedytas

Me gustan los juegos de palabras, cambiar la letra a canciones e historias similares que, en mi cabeza, suenan siempre muy graciosas; los que me conocéis (¿o sufrís?) lo sabéis. Si bien la mayor parte de mis ocurrencias hubiera sido mejor no llegar ni a pronunciarlas, con el paso del tiempo compruebo con orgullo cómo algunas de ellas sí han ido prosperando (¿áreas priolitarias?), volviéndose de uso corriente... más o menos. Una de estas creaciones es la palabra "despedyta": una composición de "despedida" + "Edyta", el nombre de una chica polaca que estuvo de estancia en 2014; esta palabra suena de vez en cuando en el departamento cuando toca despedir a alguien y organizar la fiestecilla asociada. Nuestra vida biólogoybecarial está llena de despedidas, la verdad: gente que llega de estancia y que se va, gente que termina la tesis y continúa luego su camino.. o postdocs que aterrizan, y que despegan de nuevo. Y menos de 24 h, no ya de despegar, sino de aterrizar en Estambul, yo sigo de despedytas en el sentido más festivo y emotivo del término: han sido poco más de dos meses de estancia en Madrid, que han sido un regalo de poder ve a mucha mas gente de la que pensaba, y muchas veces. Me marcho a Sudáfrica con la pena sin embargo de que no hayan llegado a tiempo los permisos para muestrear lagartijas con Álex en Lerma. Con pena de no haber podido sacar tiempo para volver por Monfragüe, de que se me haya quedado gente por ver, de que pude haber aprovechado mejor el tiempo de trabajo que pasé en la facultad (aunque esa pena la llevo mejor...), etc. Con pena de volver a marcharme, vaya, tampoco voy yo a engañar a nadie. Pero con el consuelo, ya comprobado tras mi regreso de Dijon, de que cuando termine en Sudáfrica vais a seguir esperándome aquí con las mismas sonrisas, con las mismas ganas... así la verdad duele menos irse. O no: me temo, ¡ay! que duele casi más... culpa vuestra.

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