domingo, 21 de octubre de 2018

"Por sus frutos... etc"

Si bien las grullas fueron las aves migratorias que ayer más se hicieron notar, no fueron ni mucho menos las únicas. Pasaban de vez en cuando bandadas de zorzales charlos, y entre los arbustos rebullían muchas currucas, mezclándose las (seguramente) foráneas capirotadas con las (seguramente) residentes cabecinegras. El monte mediterráneo se llena en otoño de aves frugívoras que, como ya he comentado otras veces, encuentran un menú donde saciarse de lo más variado:

 Una sabina mora Juniperus phoenicea, de hojas transformadas en minúsculas escamitas,"a lo ciprés", y arcéstidas color ocre vivo...

 Similar color tienen las arcéstidas de otro junípero, el enebro de la miera J. oxycedrus, pero sus hojas alargadas y puntigudas no dan pie a confusión posible. Recordaréis que los juníperos fueron protagonistas de un artículo de EMNMM...

 ... y similar honor compartieron en fechas más recientes los rosales silvestres (aquí sus frutos, los escaramujos) con el espino albar.

 Esta otra especie ya la habréis visto menos por aquí: es una mata, cargada de bayas, de jazmín silvestre Jasminum fruticans, la única especie nativa de nuestro país; un arbusto no trepador y de flores amarillas, bastante distinto del jazmín de jardín más conocido, trepador y de flores blancas y fragantes.

 Las madreselvas (Lonicera spp.) son otro género de plantas que agrupa especies trepadoras y especies arbustivas, y varias de ambos grupos aparecen repartidas por el territorio peninsular. Estos frutitos corresponden a una L. implexa.

 Dejando por un momento los frutos carnosos, vuelvo a reafirmarme en lo que dije en la entrada de El Pardo: me da la impresión de que este año todos los robles están muy cargados de bellotas, como ejemplificaban a la perfección las abundantes matas de coscoja Quercus coccifera de la zona. Contentas estarán las grullas, que son precisamente bellotas lo que vienen a buscar aquí.

 Y este otro fruto tan raro ya sabéis que no lo es: son las agallas alargadas (causadas por un pulgón, no por una mosca o avispa; hasta hoy no me había dado por mirar de dónde salían) que dan nombre a la cornicabra Pistacia terebinthus.

 Estos son sus frutos de verdad. más bayas de estas que encantan a las avecillas. El terebinto, del que se extraía en tiempos trementina, al igual que de los pinos, es una de las varias especies usadas tradicionalmente en curtidurías.

 Y el zumaque Rhus coriaria, otra anacardiácea como la cornicabra, y que como ella se enciende en bermellón en otoño, fue introducida en nuestro país desde el este del Mediterráneo en épocas pretéritas con el mismo fin. Había muchos zumaques ayer, destacando sobremanera entre los otros arbustos cargados de frutos de esta porcioncilla del sistema Ibérico.

Y destacando entre los zumaques estaba Raquel, a la que debo agradecer que propusiese el destino de ayer, que me hiciese de chófer y, sobre todo, que me aguante, que bastante condena es...

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