viernes, 26 de octubre de 2018

Sauquillos de Velilla

Así como las lagunas de Rivas-Vaciamadrid las he recorrido con frecuencia, a las de Velilla de San Antonio, algo más al norte y situadas también bajo los mismos cortados de El Piul, tallados por el cambiante curso del Jarama, creo que solo había venido un par de veces; supongo que porque son menos accesibles desde la A-3 o en transporte público. Y volví ayer, a darme una vuelta con Sofía y con Éider, la culpable de que mi antigua compañera de tesis esté de gozosa baja por maternidad por segunda vez.

 El sendero "oficial" que va recorriendo las lagunas en realidad se acerca más bien poco a las mismas, y ver la lámina de agua resulta todavía más complicado debido al desarrollo de la vegetación de ribera. Así que la senda, donde de hecho se ve con más frecuencia el río (en la foto) que las lagunas, más que para ver aves acuáticas, está bastante bien para ver la fauna y flora de los sotos, y nos entretuvimos viendo pequeñas aves de todo pelo, que ahora en invierno tienden a mezclarse en bandos mixtos, de granívoras que comen en los baldíos por un lado, y de insectívoras que se mueven a lo largo del follaje buscando bichillos por otro.

Pareja de porrón europeo Aythya ferina
 Acuáticas también vimos, aunque pocas, y mayormente en el Jarama. No estoy muy puesto en la ecología de este sitio y en cómo pueda estar variando, pero creo recordar que en mis primeros años en Madrid había en las lagunas grandes, como por otra parte sigue habiendo en por ejemplo la del Soto de Las Juntas, más aves, más variadas y a lo largo de todo el año; no solo grupos de gaviotas que vienen a dormir en invierno. No sé si es que están más contaminadas, o si las carpas al remover el fondo las han dejado sin vegetación, o qué...

Pero bueno, en cualquier caso, como os digo la parte de naturaleza "terrestre" resultó de lo mas entretenida, a pesar de las muchas plantas exóticas que medran por aquí. Y nos hizo bastante ilusión ver, en un recodo del camino, una mata de plantas con la que tuvimos una cierta vinculación emocional: se cumplieron este mes ¡diez años, ya! desde que, al principio de nuestras respectivas tesis, hicimos un pequeño proyecto que implicó capturar currucas en las masas de yezgos, o sauquillos Sambucus ebulus de este Parque. Hay que ver, "¡cómo se pasa la vida...!"

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